Entre los manifiestos que se conocieron antes de las elecciones del 26 de junio, destacan el de la Associació de Juristes Valencians con reivindicaciones políticas, sociales y territoriales de la Comunidad Autónoma; el de una veintena de exmilitantes socialistas de Alicante con la fórmula del tripartito valenciano como modelo para España, y el de 177 economistas contra las políticas de austeridad en Europa y de apoyo a Unidos Podemos (UP).

Y entre los presentados después y hasta el 29 de julio, resaltan dos: El firmado por exministros (socialistas y populares) y reconocidos intelectuales de diferentes tonalidades en el espectro ideológico, demandando un gobierno ya; y el de 450 personalidades y personas de diferentes ámbitos políticos, sociales y culturales clamando por un Gobierno de Progreso con un acuerdo de PSOE, UP y Ciudadanos (C’s). A efectos de la síntesis que exige un artículo de prensa y asumiendo el riesgo de una excesiva simplificación de realidades complejas y relacionadas, llamaré Manifiesto de la Élite (MdE) al primero y Manifiesto de la Gente (MdG) al segundo.

Como el catedrático de Filosofía de la Complutense, José Luis Villacañas, ha analizado el MdE en su artículo Rumbo a lo desconocido; me permito resumir los que, en mi opinión, son el principal error del MdE y el fundamental acierto del MdG:

El error del primero es abogar por un gobierno para evitar unas terceras elecciones, sin decir nada sobre los objetivos programáticos del mismo, o sea, insistir en el quién (el partido que obtuvo mayoría relativa de votos) sin referirse al para qué. Y hacerlo desde una supuesta superioridad moral que se convierte en demostrable indignidad política, cuando el quién es el responsable, entre otros logros, del brutal incremento de las desigualdades con índices macroeconómicos positivos; del retroceso en las energías renovables; del estancamiento en la I+D+I o el enconamiento de la cuestión catalana. Se trata, además, del partido que ha alimentado y encubierto la mayor corrupción en la historia reciente de España, con 31 casos y 835 imputados/as (a 31/05/16), y un larga lista de agentes y beneficiarios/as que empieza con la B de Barberá y termina con la Z de Zaplana. Tenebrosa lista a la que ha entrado recientemente el señor Gustavo de Arístegui, que utilizó sus cargos diplomáticos para traficar con dictadores africanos, superando el miserable listón de Blasco en América Latina y el Caribe y maximizando la utilidad de los paraísos fiscales con la continuidad del despojo de África y la miseria de sus gentes, que no cesa desde la época colonial. Este quién no puede seguir gobernando a la digna y noble aunque olvidadiza sociedad española. Y, si con la guía del MdE, lo termina haciendo, no puede ser sin condiciones!!!

Villacañas culmina su reflexión diciendo “que si la dignidad política hubiese sido el criterio incondicional y prioritario, a estas horas tendríamos gobierno de Sánchez, con acuerdos de C’s, Podemos y PSOE”. Compartiendo esta conclusión, preciso el final del artículo publicado el 01/07/16 con el inequívoco título de Formar gobierno o pactar abstención: El acierto del MdG es ser un llamado a Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera para formar gobierno con, por ejemplo, 20 medidas/pasos (entre las 200 medidas del PSOE y C’s y los 50 pasos de UP) y rescatar así la dignidad política, que no es otra cosa que privilegiar los intereses de la gente. Claro que ello depende de que PSOE y C’s no permitan que siga gobernando Mariano Rajoy y su gentuza, si se presenta a la investidura como le ha encargado el Rey. Ja vorem…