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El faro marinero de Nuestra Señora de los Ángeles

Medio centenar de cabañas conformaban a comienzos del siglo XVIII el lugar de pescadores llamado El Cabanyal. Formaban en derredor de una «pobre ermita» advocada a Nuestra Señora de los Ángeles, nos cuenta Sanchis Sivera. En realidad eran barracas morunas, con techumbre de paja y barro dando a dos aguas, que en varias ocasiones fueron objeto de destrucción por el fuego.

Sus playas se pusieron de moda en el XVIII, porque eran «de pendiente suave». Cavanilles cuenta que la gente de la ciudad alquilaba carruajes en la ciudad para ir a estas playas. Esta facilidad de transporte hizo que familias pudientes alquilaran o construyeran barracas junto al mar para la época estival.

La calle de la Reina se llenó de viviendas lujosas para la época. En el corazón del barrio fue levantado el Teatro de la Marina, especialmente aprovechado en verano. Se convirtió la zona en un rico balneario, junto a las humildes casas de pescadores.

Martínez Aloy dice que pasado su etapa brillante el lugar devino en un «aduar tunecino», que en román paladín significa «pequeña población de árabes nómadas formada por tiendas o cabañas o conjunto de tiendas o barracas de gitanos». Los ricos con la nueva moda se trasladarían de allí a la playa de la Malva-rosa, donde Vicente Blasco Ibáñez levantó palacete.

En 1800, Pío VII nombró arzobispo de Valencia al franciscano Joaquín Company, valenciano de Penáguila. En 1804 le tocó epidemia de peste y en 1808 la Guerra de la Independencia. Antes de morir en 1813 ordenó la construcción del actual templo de Nuestra Señora de los Ángeles del Cabanyal, aportando una buena cantidad de dinero. La construcción, una nave ancha amplia y cuatro capillas laterales, fue bellamente decorada. Por retablo en su altar mayor tenía «ocho lienzos pegados a tabla» atribuidos a la Escuela de Juan de Juanes, que con anterioridad debió estar en la antigua ermita.

En 1821 se independizó el Cabanyal , siendo anexionado el poblado de nuevo a la ciudad de Valencia en 1897. Eclesiásticamente dependía de la parroquia de santo Tomás, que servía el ermitorio, que era la capilla más antigua de los poblados marítimos, sobre el que luego se levantaría el actual templo. La fachada tiene dos torres, la de campanas y la que servía de faro, desde 1863, para los pescadores y navegantes hasta el siglo pasado. En 1925 fue desmontado el faro.

Este 2 de agosto, martes, el Cabanyal festeja a la que es su patrona, Nuestra Señora de los Ángeles, desde que se fundara aquí el famoso poblado de pescadores, con una misa solemne y procesión vespertinas.La advocación de Nuestra Señora de los Ángeles es de las llamadas de conquista. No pocas iglesias están intituladas a ellas desde la reconquista cristiana, especialmente en pueblos del interior valenciano. En la ciudad de Valencia sigue en pie un convento sobre el terreno que ocupara uno de los campamentos de Jaime I durante su asedio a la ciudad en el barrio de Russafa. En su solar Zayán firmó la rendición de la ciudad mora al monarca aragonés.

La iglesia del convento, del siglo XVII, hasta hace poco de clarisas y hoy de franciscanos es uno de los edificios religiosos mejor conservados y más desconocidos de Valencia. Destaca por sus decoraciones en las bóvedas de la iglesia de modelos de Vicente López y Luca Giordano.

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