Vivimos en una zona de extrema variabilidad de registros meteorológicos. Esto se debe fundamentalmente a nuestra intrincada orografía y a los caprichos del clima mediterráneo, amado y odiado a partes iguales.

El viento es extremadamente sensible a los obstáculos, bien sean orográficos o artificiales, por lo que la Organización Meteorológica Mundial indica como normativos los 10 metros de altura desde la posición del anemómetro hasta la superficie del suelo más próxima. No obstante, en la Comunitat Valenciana la red de estaciones del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) ubica sus anemómetros a dos metros de altura en sus estaciones, pues al sector agrario le interesa conocer el viento que incide sobre los árboles de cultivo. Esto indica que quien realmente ha de decidir los datos que le sirven es el usuario. Así pues, la ubicación del emplazamiento es vital, y no únicamente por la altura, sino también por el entorno orográfico en el que nos encontremos; dado que el viento siempre encuentra el camino de menor resistencia a su movimiento para avanzar en la dirección en la que sopla.

Pero ¿es representativa una estación meteorológica situada, por ejemplo, a dos metros de altura pero sin obstáculos, en el tejado de una casa, en un lugar cuya conformación orográfica implica que el viento se acelere? En mi opinión, ese dato, aunque escandaloso algunas veces, es real y representativo del valle en el que se encuentra y ayudará a hacernos una idea de cómo son otros valles cercanos de los que no hay datos.

Dada la extrema variabilidad y peligrosidad en algunas épocas del año, los registros anemométricos cuanto más fiables, numerosos y visibles sean para el ciudadano mejor para la sociedad. El cometido de Avamet creando una gran red con sus socios e instalando nuevos equipos en zonas rurales, puede tener una importancia vital para las emergencias meteorológicas e incendios forestales, entre otros. Y así ha sido visto por la GVA a través de la Agencia de Emergencias, con la que se firmó hace unas semanas un convenio marco de colaboración que ya se está desarrollando.