La juventud española muestra síntomas de tristeza, según se desprende de los datos facilitados por el profesor de Sociología de la UNED Javier Calleja, durante la pasada edición de la Escuela de Verano en la UNED de Dénia. El profesor Calleja adelantaba en su curso Formación y ocupación, horizontes y perspectivas de futuro. El ejemplo de la Marina Alta que, en el informe European Social Survey (2014), «los jóvenes están tristes» frente a los jóvenes del resto de los países de la Unión Europea, siendo los menos tristes los finlandeses y austríacos; y muy cerca de los nuestros, los portugueses, estonios, lituanos y franceses.

Desde luego no es para menos, ya que tenemos las tasas más altas en abandono prematuro escolar, en desempleo juvenil y en pobreza juvenil de toda la UE. En cuanto al abandono prematuro en educación, Ángel Soler, profesor de la Universitat de València y miembro del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, señaló que a pesar de que se ha recortado 12 puntos porcentuales de 2008 a 2015, nos encontramos con respecto a la media europea 9 puntos por encima; en España tenemos el doble, según los datos del INE y Eurostat. Cabe destacar que el abandono escolar está relacionado directamente con el nivel de estudios de los padres: hasta la ESO, el abandono de sus hijos es del 25 %, mientras que con los padres con estudios superiores el abandono está por debajo del 5 %.

Con respecto al empleo, cómo no van a estar tristes nuestros jóvenes si el abandono escolar supone tener menos éxito para encontrar trabajo. Según Soler, el 55,7 % de nuestros jóvenes que han abandonado sus estudios prematuramente están parados, de los cuales el 55 % son de larga duración. Una de las causas para no buscar empleo es el desánimo (14,9 %). Por otra parte, los jóvenes que trabajan están ocupando trabajos de escasa cualificación, concretamente el 27,2 %.

La renta de las familias influye en el abandono prematuro escolar: las rentas más bajas son las que sufren mayor abandono prematuro escolar (34,7 %) frente a los hogares más ricos, cuya tasa de abandono se sitúa en 10,4 %, según el INE. Los salarios también son más bajos para aquellos que abandonan sus estudios. Eso quiere decir que las diferencias cada vez son más acuciantes, la brecha de la desigualdad va creciendo. ¡Cómo no van a estar tristes nuestros jóvenes! ¿Qué futuro les espera? Según Ángel Soler, en 2025, los jóvenes con un bajo perfil educativo o que carezcan de estudios, lo tendrán mucho más complicado para conseguir un puesto de trabajo.

Nuestros políticos y gobernantes tienen que tomarse en serio esta situación porque tenemos un problema de suma gravedad. Los jóvenes, la locomotora de nuestro país, no solamente están tristes, sino que además se están marchando de España porque aquí no ven ningún futuro para ellos. ¿A qué están esperando? ¿Qué más tiene que ocurrir para reaccionar?