En la historia de la humanidad la predicción y observación meteorológica siempre han ido de la mano, dado que la única manera de predecir con cierto grado de credibilidad el tiempo de las inmediatas horas siempre ha sido fijándose en las señales del cielo, contemplando ciertos tipos de nubes que en determinados casos pueden poner sobre la pista de un cambio de tiempo que sobreviene al observador entrenado. Desde siempre esta habilidad de predecir el tiempo a partir de la observación le ha proporcionado a quien la domina y a los suyos cierta ventaja estratégica vital, por lo que estos conocimientos se han transmitido oralmente, como parte de la cultura, desde nuestros ancestros más primitivos hasta hace pocos años.

Hoy la observación del cielo está en desuso, excepto en las zonas más rurales ya nadie le encuentra sentido predictivo a las formaciones nubosas, ni incluso para predecir las horas inmediatas. Es mucho más cómodo y rápido mirar la aplicación que tenemos en nuestros móviles. Así, hoy en día sólo nuestros mayores conservan parte de esta tradición, que a los que somos más jóvenes únicamente nos suena por algunos refranes que muchos de nosotros no llegamos a comprender del todo. Resulta interesante cómo desde hace algunos años en los espacios del Tiempo en la televisión se ha intentado recuperar la memoria de los refranes, en un loable intento de preservar la parte más visible de la tradición de observación del cielo que ha llegado hasta nuestros días. Pese a ello, la comprensión de los mismos y sobre todo el conjunto de tradiciones y cultura que les acompaña siguen siendo desconocidos, con lo que excepto algunos pastores y agricultores de nuestro país nadie sabe predecir el tiempo a partir de las señales del cielo.

En un mundo que va cada vez más rápido y la capacidad de los ordenadores que predicen las condiciones meteorológicas crece, el reto de predecir el tiempo sin errores se le sigue resistiendo al ser humano, dada la naturaleza caótica de la atmósfera. Así pues, no estaría de más emprender medidas de estudio y recopilación del conocimiento popular a lo largo y ancho de la Península Ibérica, antes de que termine por desaparecer la riqueza cultural de la observación que nos ha precedido desde tiempos inmemoriales.