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Matías Vallés

Rivera, jefe de protocolo

A Albert Rivera le preocupa más la supervivencia de Rajoy que la de Ciudadanos. Perdón, a Rivera le preocupa más la supervivencia de Rajoy que a Rajoy. Los políticos españoles disponen de carta blanca para mentir, pero la marca naranja del PP se ha excedido en el énfasis, dentro de su excelente simulacro de una derecha dolida con la corrupción. Suele ocultarse interesadamente que el político catalán sufrió el mayor descalabro del 26J. Se hundió de 40 diputados a 32 y bajando, menos de la mitad de Podemos. Su única interpretación correcta de los resultados consistía en la dimisión inmediata. En cambio, el consenso presenta como un salvador a quien entrega a Rajoy a los mismos votantes que se refugiaban del PP en Ciudadanos. La crueldad de la traición se ve superada por la sangre fría exhibida al ejecutarla.

Rivera está que lo tira. Se ha convertido en el jefe de protocolo de Rajoy, hasta el punto de que acude encorbatado a las citas donde el presidente en vacaciones aparece con vestimenta casual. El eficiente secretario le prepara una esmerada agenda a su jefe, con seis puntos breves para que el líder del PP pueda memorizarlos con rapidez antes de arrojarlos a la papelera más próxima. Se ha criticado la falta de definición de Rajoy al no fijar la fecha de la investidura, pero es lógico que no se sienta obligado por los requiebros de un subordinado.

De acuerdo con el discurso mentiroso de Rivera, podía entregarse al PP pero no a Rajoy, a quien restregó ante las cámaras sus sobresueldos en negro con Bárcenas. Ciudadanos pactó con el PSOE para hacer inviable un gobierno de izquierdas, y ahora se adhiere a un Rajoy que ni siquiera le agradece el gesto. Un extático Felipe González habla del "primer acto de responsabilidad política desde las elecciones". Ya solo falta determinar el precio a tanta abnegación, que en el caso del líder socialista conocemos a la perfección y ha sido muy alto. Habrá que sacrificar la presidencia de alguna gran empresa, para colmar la devoción del jefe de protocolo. Sus votantes sabrán, pero quién nos devuelve el dinero invertido en comprar los libros falsos de Luis Garicano contra la corrupción.

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