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Jaime I impulsó el Misteri d´Elx

Oh cos sant glorificat/ de la Verge santa i pura,/ hui seras tu sepultat/ i regnaras en l´altura/». El verso resume magistralmente el argumento del Misteri d´Elx, la dormición de María y su asunción a los cielos en alma y cuerpo, drama sacro-lírico que desde hace siglos se representa los días 14 y 15 de agosto en Elx y que desde 2001 está declarada por la Unesco obra maestra del Patrimonio Oral e Immaterial de la Humanidad.

En el Tratado de Almizra (1244) las Coronas de Castilla y Aragón se repartieron los territorios a conquistar a los moros. Los musulmanes que quedaron en el raval se sublevaron en 1265. Castilla pidió ayuda a Jaime I y fue de nuevo recuperada la Villa. El monarca aragonés, devoto de la Virgen María en su advocación de la Asunción, en acción de gracias por haber venido la población a la cristiandad, impulsó que se hiciera un auto sacramental en acción de gracias por la victoria.

Los textos originales, redactados en lengua valenciana, del Misteri d´Elx datan de finales del siglo XIII, aunque en los siglos XVI y XVIII sufrieron algunas modificaciones, entre ellas las de suprimir palabras primitivas que consideraron ya en desuso, una atrocidad. Es, por lo tanto, un monumento antiquísimo de la literatura valenciana.

Se trata de una obra enteramente cantada, considerada por los expertos como un antecedente de la ópera, género que 350 años más tarde se daría en Italia. La música es una mezcla de salmodia gregoriana y música primitiva popular, con una inflexión muy peculiar.

No hay nada recitado en la obra, es todo cantado. La música suena deliciosamente primitiva, medieval, como sus cantos, y en origen era, lo sigue siendo, una ópera, representada sobre un gran escenario, el cadafal, instalado en el altar mayor. En lo alto de la bóveda del presbiterio hay un mecanismo que eleva y hace descender personajes y elementos de la escena mediante, artilugio impulsado por un juego de poleas.

Se representa el drama sacro-lírico los días 14 y 15, en la Iglesia de Santa María de Elx, construida a la manera de gran palacio para la coronación de la Virgen, con mucha luz natural. El escenario está cercado por barandillas subrayando el espacio escénico. Se accede a él por un pasillo central desde la calle, por donde entran los distintos personajes: la Virgen, ángeles, apóstoles?

En el tramo final de su vida la Virgen recuerda a su Hijo, su Pasión y Muerte. Ella advierte el momento final de su vida y expresa su deseo de encontrarse ya con Él. «Gran desig me a vingut al cor». El cielo se abre desciende desde lo alto una granada, fruto típico de Elx, y dentro un «angel plaent e iluminos», que convoca a los apóstoles para que acudan de todos los lugares del mundo para despedir a María en su momento final. Llegados estos, la Virgen se recuesta en un lecho y se duerme. «O cos sant glorificat», testimonia el Barón de Alcahalí y alcalde de Valencia José María Ruiz de Lihory, testigo presencial de una de sus celebraciones en el siglo XIX.

Vuelve a abrirse el cielo, desciende una Ara-Coeli con un gruapo de ángeles que cantan y portan instrumentos musicales. Uno de ellos toma una diminuta imagen de la Virgen con máscara de cadáver, representación del alma de la Virgen, que está en el túmulo, y se la llevan al cielo. Termina aquí la primera parte del drama.

Al día siguiente continuará con la procesión del entierro por las calles de Elx. En el templo, venerarán la imagen yacente, besarán sus pies. Proceden a su sepultura. De nuevo se abre el cielo, desciende un grupo de ángeles portando la pequeña imagen de la Virgen, ya sin máscara de cadáver. Desciende también la Santísima Trinidad y el Padre deja caer una corona para colocar las sienes de la Virgen. «Veniu mare exelent/ puix que virtud os abona/. ab esta ymperial corona/ regnareu eternalment», canta el coro.

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