Dice la medición de audiencias que más de 2,7 millones de espectadores llegaron a sentarse el jueves frente a la pantalla para ver el estreno del programa «Las Campos», que logró ser lo más visto del día y ocupar toda la noche con un programa previo y un debate posterior.
Como si no fuera bastante con el docu-reality de la madre, la hija y el Espíritu Santo encarnado en Edmundo Bigote Arrocet. ¡Vaya exitazo olímpico! La peregrina idea de hacer una versión de «Las Kardashian» con las presentadoras televisivas es tan surrealista que ha tenido éxito hasta convertirse, al menos por un día, en «El sueño de una noche de verano» para Telecinco, cadena resultadista donde las haya.
La noche temática de María Teresa Campos y Terelu arrancó con programa previo para situarnos en la magnitud de la experiencia, incluyendo declaraciones con la bendición de algunos críticos a «Las Campos» por el interés y valentía de sus protagonistas.
La valentía de Terelu para hablar de sus problemas de sobrepeso y para aparecer en casa sin maquillaje. Lo resumió el contertulio Aless Gibaja (¡hola, bebés!) antes de la emisión: «Las Campos son unas divas».
Por eso graban un programa televisivo sobre su día a día, aunque soy incapaz de descubrir dónde está el interés. Ahora ya sabemos que a Terelu le da pavor desnudarse, que Bigote y María Teresa duermen en camas separadas y que la mamá tiene una mansión con magnífica piscina cubierta y atento servicio, que amigos como Florentino Fernández o Tania Llasera van a comer al ático de Terelu y que lo de comer no es un tema menor en su vida.
No llegué al debate, lo siento, pero seguro que en «Sálvame» continúa. Que lo disfruten los interesados y enhorabuena a los premiados.
