Hoy me viene a la cabeza una canción de un grupo que me hacía saltar en la adolescencia, Greenday, reza «Despiértame cuando septiembre finalice» un canto a la melancolía, en unos días en los que la nostalgia se disipa al mismo tiempo que se desactiva la melanina de nuestra piel hasta alcanzar el tono original. Los recuerdos los dejamos para el chiringuito, porque la televisión no es como las vacaciones y en términos de emisión generalista, hay muy poco margen para echar de menos a los espacios veraniegos. Es lo que tiene el relleno, ellas dejan de hablar de forma desincronizada y se despiden otra vez y ya van tres, quién sabe si habrá una cuarta aunque de momento nadie hablará de ellas cuando cese la emisión. Las series de ficción internacional que viven su temporada alta en vacaciones, han resultado más atractivas para el espectador, el problema es que con tanta alteración de horario y capítulos a altas horas de la madrugada, seguir una serie en abierto es sufrir.
Al menos me quedan recuerdos de ese amor de verano con Netflix que sació mi teleadicción gracias a «Stranger Things» que ya se ha ganado con el boca boca el título de serie de masas y la reciente «The Get Down», demostrando que más es más y cuyas descargas visuales de música y colores a ritmo de hip hop, me han hipnotizado en las noches en las que el termómetro apuntaba más alto.
Tampoco hay muchos motivos para la alegría con la llegada de unas novedades que no lo son tanto, puesto que salvo contadas excepciones, en las ondas hertzianas la vida sigue igual. Mismos realities, ficciones y talents shows, Vuelven las reinas de las mañanas, con la incorporación en el triunvirato de Maria Casado en la primera. Una cara informativa para el entretenimiento, profesional, pero de momento, y a no ser que demuestre lo contrario, sin el suficiente carisma para convertirse en monarca. Así que visto lo anunciado en televisión, el término nuevo, mejor lo dejamos para aquellos que quieran empezar un coleccionable
