A Pako Ayestarán se le ha destensado el rictus. Vuelve a sonreír. Los partidos contra Las Palmas y Eibar le obligaron a tragar saliva, callar y esperar. El vasco, desde el mismo día que fue investido técnico del Valencia, sabía que no tendría a su equipo hasta el 1 de septiembre. «Sé que el verano será largo y que empezaré sin la plantilla cerrada», repetía una y otra vez a todo el que le quería escuchar. Lo clavó. Quizás, por eso mismo y porque el equipo ya está mucho más trabajado que en toda la temporada anterior, se le exculpa de las dos derrotas y del hecho de que el Valencia sea penúltimo. Su obra maestra, esa a la que aspira todo artista, empieza ahora. No hay tiempo que perder. Toca remar al alimón para que el barco no se escore. Algunos de los nuevos tripulantes, además, saben cómo moverse en tempestades. Con Nani, Mangala „ me pregunto si ahora cree que da un paso adelante„, Garay y Suárez, el Valencia suma experiencia y mejora en cada una de las parcelas, mientras que habrá que ver cómo se desenvuelven Medrán, Montoya y Munir. Si en defensa el equipo cuaja, solo habrá que esperar a que los Mina, Rodrigo y compañía afinen la puntería. Tras la limpieza prometida y cumplida por Suso „imposible sin la ayuda de Mendes„, será en Mestalla y ante el Betis cuando el equipo deberá empezar a reconquistar a la afición. ¿Lo hará ante Lim?
