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Idóneo sí que es

La frustrada candidatura de José Manuel Soria para dirigir el Banco Mundial era infame, pero coherente. Rajoy dijo, con su casi serena desfachatez que, como es funcionario y está disponible, puede ir a donde le reclamen. Sería como justificar la pederastia entre cascos azules con el argumento de que «viajan mucho». Veamos los méritos de Soria: tuvo que dimitir como ministro al saberse que tenía o había tenido una sociedad opaca en Panamá, donde los siete bancos más grandes se conocen como Las Siete Lavanderías (John Le Carré). El sueldo que ya no cobrará era de 220.000 euros anuales, libres de impuestos por ser extraterritorial. Para vivir en otra dimensión, iría cargadísimo de billetes ¿Se puede ser funcionario y extraterritorial y no estar loco?

Político tiene que ser el dirigente de cosas que se llaman Banco Mundial (que dirigió el criminal de guerra Paul Wolfowitz, el que insistía tanto en invadir Iraq, precisamente porque no tenía armas de destrucción masiva y saldría barato) o FMI, donde Soria ha tenido antecesores que lo hacen casi bueno: Rodrigo Rato, que hundió Bankia no sin antes asignarse un sueldo fabuloso. O aquel francés, Strauss-Kahn, que se empeñaba en que la camarera se abriera de piernas antes incluso de haber cerrado la puerta de la suite ¡Qué seguros están algunos de su atractivo! Aquello se zanjó con un arreglo privado, consistente en excitar la codicia de la víctima y tapar el manchón con una buena morterada.

Actualmente, dirige el FMI, Christine Lagarde, otra que tal, que cubrió al empresario Bernard Tapie en un enjuague que ha sido considerado estafa en el más alto nivel de la judicatura francesa. Ella también es extraterritorial y viste del color de la bandera pirata. Claro que el presidente de la UE, J.C. Juncker, viene de un paraíso fiscal en el corazón de Europa que nos ha robado mucho, pero al que les hemos metido ocho goles, que se vayan enterando. Y Mario Draghi, presidente del BCE, trabajó para los chanchullos de un chiringuito financiero, donde ha encontrado empleo el último presidente de la UE, el portugués Durao Barroso.

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