La crítica es necesaria y, aunque algunas críticas tocan mucho las narices por arbitrarias y malintencionadas, siempre es preferible el ejercicio crítico de la razón que su imposibilidad o ausencia. Dicho esto, digamos esto otro: el portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Valencia denunció no sé qué «crisis» afirmando que «Ribó tiene que demostrar que el tripartito no está en crisis». ¡Asombroso! Signifique lo que signifique en este contexto «demostrar» y desdemonizado el término «tripartito», es asombroso. En lugar de ser la oposición la que muestre o «demuestre» la crisis en el consistorio, es la oposición la que exige al alcalde que demuestre lo contrario. Actúan de mala fe: en primer lugar, porque cargan el peso de la prueba en el bando equivocado; en segundo lugar, porque da por supuesto lo que de ser cierto él sí podría mostrar y no lo hace; y, por último, por exigir que demuestre lo indemostrable. ¿Cómo demuestran que no, dándose un beso?. Fernando Giner parece defender la existencia de marcianos, puesto que nadie ha demostrado que no existan.

* Los creyentes religiosos tienden a atribuirse la totalidad del pastel. Así, por ejemplo, dividen falazmente entre «creyentes» y «no creyentes», siendo, sin embargo, que muchos no creyentes creen en muchas cosas. No sé, uno puede no creer en Dios, pero sí en la igualdad entre hombres y mujeres o en las bondades de la educación. Algo semejante hacen los partidos de la derecha cuando se autodenominan «los partidos constitucionalistas», dando por sentado que otros que también lo son, no lo son, sin embargo. ¿Alguien podría argumentar por qué Compromís o Podemos no son partidos constitucionalistas o por qué sólo lo son Pilucha, Milucha y la Popov, vale decir, populares, ciudadanos y socialistas? (Seamos justos y reconozcamos que la distinción sólo la utilizan Rajoy y Ribera).

* Cuando vi la fotografía del señor que, aparentemente, había caído de su cama en la residencia de Carlet, inmediatamente me acordé del padre del que hizo y difundió la fotografía, ese tontomóvil que antes de ofrecer la respuesta adecuada a la situación (ayudar) se permitió unos minutos para la publicidad. Poco después recordé, también, el imperativo kantiano: «Obra de tal manera que trates a la Humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin y nunca solamente como un medio». El que hizo la foto se creerá un sagaz reportero, un miembro destacado de la vanguardia de la clase obrera o un defensor de sus derechos. Lo cierto, sin embargo, es que ha usado a un anciano dependiente, semidesnudo y en peligro, como un medio para sus fines, olvidando sus deberes. Un selfie moral, lo suyo.

* Cuando hablan del «Bien de España y de los españoles» no sabe uno que diferencia metafísica establecen entre España y los españoles, que siendo una sola cosa la presentan como si fueran dos. Tampoco entiende uno ese «Bien universal o general», que siempre es de parte. No he escuchado, por ejemplo, a ninguna de las camareras de piso, que se encargan de la limpieza en los hoteles y que cobran 1´5 euros por habitación, lo Bien que les ha ido el turismo en España este año.