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¿Gobernar una Generalitat financieramente inviable?

La reflexión de este lunes quiere ser corta. Todos sabemos que la Generalitat Valenciana (GV) está peor financiada peor que otras comunidades cutónomas, sin embargo ello no justifica que la política del Consell quede reducida a la reivindicación contra el Estado y a asumir nuevos gastos como la reapertura de la radiotelevisión valenciana o adobar consellerias como la de Transparencia. Convengamos que estas novedades poco dicen sobre una política de ahorro y racionalidad en la administración de recursos obviamente escasos.

A día de hoy nadie está en condiciones de decir ni cómo ni cuándo se va a resolver el actual colapso financiero de la GV, ni tampoco de apuntar, siquiera, la manera de enjuagar la deuda que ha ido acumulándose a lo largo de años. El propio President ha dicho reiteradamente que la GV es en estos momentos inviable. Es una calificación valiente y desgraciadamente cierta, pero no parece que esté asumida por los ciudadanos, ya que hablar de inviabilidad de la GV equivale a decir que ésta no está en condiciones de garantizar la sanidad, la educación y los servicios públicos que de ella dependen. Posiblemente para que se entienda en toda su profundidad, sería necesario que hubiera señales muy contundentes tales como que los funcionarios dejaran de recibir alguna nómina, o que ciertas recetas no pudieran dispensarse. Hasta ahora las medidas tomadas han seguido derroteros menos espectaculares: retrasar los pagos da la GV a la Seguridad Social, o las retenciones del IRPF al tesoro, retrasar el pago a proveedores y desplazar determinadas subvenciones.

Dependemos de una GV cuyo gran argumento es la llegada del FLA. Es un tema que supera la dinámica partidista y puesto que el PP no tiene autoridad moral alguna para hacerlo y de Ciudadanos en Valencia poco sabemos, posiblemente haya llegado el momento que la sociedad civil que ha votado a los grupos que conforman la actual mayoría parlamentario en las Corts, pida que se hable con claridad a los valencianos. Con todo respeto hay que demandar que los próximos 14 y 15, con motivo del Debate de Política General, se explique cómo va a proceder el Consell ante la actual situación, incluido un gobierno en funciones durante al menos un trimestre mas. La GV trabaja con un Presupuesto para lo que queda de 2016 en el que han desaparecido 1.300 millones de euros que supuestamente eran a cargo de un nuevo modelos de financian autonómica que en el año actual no va a existir; el retraso sine die de la partida asociada al incremento del déficit autorizado del 0.3% al 0.7% de nuestro PIB; las condiciones puestas por la Unión Europea al déficit que en su conjunto presenta el Reino de España, para no insistir en circunstancias estatales que han empeorado, cuando no anulado, la posibilidad de una capacidad financiera de la GV creible para afrontar los próximos meses.

Conocemos perfectamente las razones morales que pueden asistir al Consell, pero hablamos de gobernar cuando las arcas de la GV están vacías. Sin duda los nuevos responsables de la GV presentan niveles éticos muy superiores a los propios de la época ZOC (Zaplana-Olivas-Camps). Aquellos años genero una lluvia de piedras* sobre la GV cuyos guijarros todavía no han dejado de caer. La GV quedó tocada por las maneras y las corrupciones de ZOC y los esfuerzos de su actual titular para poner a funcionar la herencia del PP cada vez se revelan mas inútiles.

Nos hemos acostumbrado a sobrevivir con un mecanismo extraordinario como el FLA pero la peculiar situación del Gobierno central hace que estos mecanismos puedan dejar de funcionar. Hablar de culpabilidades es inútil cuando la necesidad aprieta.

¿Está la GV en condiciones de garantizar las necesidades básicas de los valencianos durante los próximos meses?

Esta es la pregunta que el Consell el miércoles y el jueves debería encarar con sinceridad y valentía. Si la respuesta a ella es positiva todos sentiremos una gran alegría y deberemos adoptar la mayor de las solidaridades para hacer posible esta posibilidad. Si la respuesta es negativa quedarán dos caminos bien distintos; el primero es la devolución de alguna competencias al estado como respuesta a una situación desesperada, posiblemente la única forma para que España y Europa sepa de la situación valenciana; el segundo es plantear una vía soberanista ante el no funcionamiento financiero de la España de las Autonomías.

Plantear este árbol de decisiones no es un simple ejercicio intelectual. Es una llamada a la capacidad de nuestros políticos, que deberán dejar de reducir su trabajo a palabras lastimeras y plantearse realmente el significan de las palabras que usan en sus discurso.

Ante toda decisión siempre queda la cobardía del «no sabe, no contesta» a la espera de algún tipo de milagro. Han llovido demasiadas piedras* sobre los valencianos para no comprometerse a hacer un balance el lunes próximo de lo que se diga en Les Corts.

* «Lloviendo piedras» premio del jurado de Cannes de 1993 es el título de una de las mejores películas de Ken Loach un activista confeso, buen representante del cine realista británico y europeo, caracterizado por su crítica a la burguesía y a la sociedad, y por su acercamiento a los seres anónimos de ella, siempre con un inteligente sentido del humor. En el film un padre de familia que pasa de los 40 años, se queda sin trabajo. Vive con su familia en un barrio pobre al norte de Inglaterra. A pesar de todas las penurias, intentará, como buen católico, que su hija Coleen lleve el mejor vestido el día de su Primera comunión y con este objetivo en la cabeza en busca de un dinero imposible va tomando una serie de decisiones que acaban siendo desastrosas.

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