En estos días todo vuelve a empezar o mejor dicho, todo vuelve a ser como antes porque la parrilla de este septiembre es la misma que la del pasado, también la de la noche del domingo que se vuelve a convertir en un patio de colegio. En parte por «GH el debate», ese lugar donde reina la exaltación y en el que Alba Carrillo salió espantada una vez más de un plató, llorando por culpa de unas palabras macarras de Ylenia.
La escena me recordó a una niña buena a la que la villana de la clase le roba el bocadillo y le pega un estirón de pelo en el recreo. Ingredientes suficientes para la retroalimentación y con ello continúan toda la semana€
Me quedo con otro patio que me motiva mucho más y que resulta una verdadera delicia para todos aquellos que estudiamos la EGB. Los impactos sonoros y visuales de «Cachitos de hierro y cromo» son un disfrute de principio a fin, capitaneados por Virginia Díaz que me gusta cuando habla y más cuando pincha discos.
La temporada estrenaba horario al final de la tarde, hecho que la audiencia tuitera criticó, a la vez que alababa un espacio que es un oasis en la antigua UHF. Ultra High Frequency, era la banda del espectro electromagnético y el nombre que La 2 recibía popularmente, en una era lejana a la TDT, en la que la música, que es cultura, formaba parte de la oferta fija en la cadena pública.
«Cachitos» se nutre en buena parte de los espacios que promovían melodías, véase «Aplauso», «Tocata», «Rockopop» hasta el fin de este periodo con «Música Sí». Cada época tenía su lugar donde los artistas de aquí y de allá podían subirse a un escenario y mostrar su producto en directo o riguroso «playback», que también tenía su encanto.
Hoy las notas musicales quedan relegadas a altas horas de la madrugada en los conciertos de Radio 3 y poco más, a la espera de un programa que les de cobijo para que pasen los años y un cachitos las recupere de nuestro subconsciente€
