Esta semana he estado insoportable. Nuestra cita no ha tenido lugar. No acabo de acostumbrarme. Aún no he asumido que ya no competimos en Europa. Que la Champions la juegan otros. Que Barça, Madrid, Atlético y Sevilla son los grandes, mal que me pese. Que ya no me queda ni para consolarme la Europa League, donde sí está Villarreal, Celta y Athletic. Que de nuevo solo se habla del Valencia para mal y que mañana en San Mamés, en la jornada cuatro, está en juego la cabeza de Ayestarán „aunque Medrán lo considere una estupidez„. ¡Quién te ha visto y quién te ve! Echo de menos la adrenalina de los partidos europeos. Ver por la tele la llegada del equipo rival a Manises, los entrenamientos previos, a los hinchas del equipo rival por las calles de Valencia bebiendo cerveza como si se acabara el mundo, la escenografía de Europa, el recibimiento al Valencia en Mestalla, la música, la competición, el ver al día siguiente qué dicen del Valencia en Europa. Ya, na de na. Ahora que somos penúltimos en la Liga, valoro lo injusto que se fue con Héctor Cúper „porque así lo recuerda él„ cuando llevó al equipo a dos finales consecutivas de la Liga de Campeones. Pero, eso eran otros tiempo. Mañana, otra vez, a sufrir. Mi único consuelo es pensar que el Athletic de Valverde llegará cabizbajo tras su partido europeo „su defensa es peor aún que la nuestra„ y que Aritz Aduriz se apiadará de nosotros para empezar a reflotar. ¿O no?
