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Alfons García03

El problema de Pedro Sánchez

El problema de Pedro Sánchez no son los 85 diputados con los que el PSOE cuenta. El problema de Pedro Sánchez para lanzarse a formar gobierno (por segunda y previsiblemente última vez, porque o lo consigue o tendría que recoger los bártulos e irse a casa) es la división interna. ¿Cómo sentarse con Pablo Iglesias, Albert Rivera o los nacionalistas, sí, los de cuernos y rabo, a pactar una investidura (dejémoslo ahí, no seamos más ambiciosos) con el patio revuelto y los barones encendidos? Más que difícil, porque en el maletín llevará desgobierno interno y bronca familiar. Vaya cartas de presentación para sentarse a negociar el futuro de España, aunque sea con el planteamiento de un gobierno breve (pongamos dos años) que marque el fin de un ciclo y abra un tiempo nuevo, de regeneración y reformas. ¿Se pueden fiar Iglesias, Rivera, Homs, Baldoví o quién sea de que lo que acuerden, si acuerdan algo, con el líder del PSOE no será torpedeado por otros capos socialistas? Yo no lo haría.

El problema del secretario general de los socialistas no son los 85 diputados (hay 350 en el Congreso), porque si ese fuera el inconveniente buena parte de los barones socialistas que gobiernan en sus territorios tendrían que haber renunciado, porque mandan con un porcentaje similar. Para no irnos muy lejos, Ximo Puig es presidente de la Generalitat con menos también del 25 % de los escaños (23 de 99) de las Corts. En situación similar está Javier Lambán en Aragón y en peores plazas lidia aún (perdón por la comparación) Francina Armengol en Baleares. Se salvan Susana Díaz, García-Page y Fernández Vara, con porcentajes por encima del 40 %, y por eso tienen el copy-right de este discurso.

El problema de los barones díscolos es que su no a intentar una alternativa con Podemos, Ciudadanos y/o otros grupos menores en el Congreso de los Diputados es un sí a Rajoy. Y con qué cara pueden ir Díaz, Fernández Vara o García-Page a la militancia diciendo que han de tragar, y sonreír, con un nuevo ejecutivo de Rajoy. Y es eso o terceras elecciones. No hay más. Por eso Pedro Sánchez amaga con la carta de una consulta a las bases, porque presupone (y en esto creo que no se equivoca) que van a apoyar mayoritariamente su vía alternativa. Donde la estrategia del líder zozobra es en las maniobras para adelantar el congreso federal: podría garantizarse el despacho un tiempo al dejar sin margen de respuesta a los críticos, pero estos saldrán con más munición en el zurrón.

Pasado el Rubicón de las elecciones vascas y gallegas todo presagia tormenta en Ferraz. Y con rayos y truenos lo natural es encerrarse en casa, no sacar la mesa a la calle para invitar a los vecinos a sentarse y negociar. Preparemos los paraguas, porque la lluvia es para todos.

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