Para opinar, a veces basta con desentrañar información.
Diez compañeras, deciden invertir 1.000 Euros en total. Una de ellas, Ana, disfruta de un sueldo de 3.000 Euros y Bea de 1.500. Los 100 Euros que le corresponden a Bea le supondrán más horas de trabajo que a Ana. Aunque Ana tenga una hipoteca de 100.000 Euros y Bea solamente de 80.000, los días de trabajo que Bea debe dedicar a afrontarla son más de los que Ana necesita. Saltemos a las Administraciones Públicas (AAPP).
Cuando Europa, en mayo de 2010, decidió no imponernos el rescate además de la obligada y mediático-partidista reforma del artículo 135 de la Constitución de Zapatero y Rajoy, que obliga a pagar la deuda antes que afrontar otros gastos públicos, exigió que todos conociéramos con exactitud la evolución de la deuda española. Para ello nació AIReF (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal) que tras una controversia y liturgia propia del gremio de los economistas académicos, la semana pasada, por fin, puso en marcha el Observatorio que trimestralmente analizará los principales indicadores y escenarios de la sostenibilidad financiera de nuestras AAPP.
La sociedad española se ha acostumbrado a no inmutarse cuando se la informa de cifras que deberían impactar en muchas decisiones cotidianas. Este escapismo no reduce la gravedad objetiva. En 2012 con motivo de la también impuesta Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera se dijo que la deuda global de las distintas AAPP en 2020 no debía superar el 60% del PIB donde el 13% correspondería a las Comunidades Autónomas (CCAA) y el 3% a los Ayuntamientos (los únicos que están cumpliendo). Sin embargo la AIReF ha confirmado que en el ecuador de 2016 dicha previsión está rota, habiendo llegado al 100,5% del PIB (1106,69 MM €). La crisis sigue marcando la evolución ya que estamos 65 puntos por encima del mínimo alcanzado en marzo de 2008. En la más optimista de las previsiones nuestras AAPP precisarían al menos 20 años para alcanzar el mítico 60%.
El Observatorio ha decidido usar la población de las CCAA para distinguir entre la deuda propia de las comunidades y la asignación territorial de la deuda común (mayoritariamente correspondiente a la Administración Central y los Fondos de la Seguridad Social). Los ciudadanos de cada CCAA tienen por un lado su correspondiente deuda regional, como ocurre con los montantes de las hipotecas de los compañeras de nuestro ejemplo y, simultáneamente, comparten una deuda común que pagamos con independencia de la autonomía en la que vivamos, como ocurre con la inversión de 100 euros de cada amiga, con independencia de cual sea su sueldo. La AIReF ha distribuido regionalmente en función del tamaño poblacional de la región en forma del esfuerzo respectivo en días de trabajo que cubrirían la deuda común que le supone a cada españolito.
Los valencianos, como ocurre a los del resto de comunidades autónomas, arrastramos por un lado una deuda como ciudadanos vinculados a la Generalitat Valenciana (GV) y por otra como españoles gobernados desde Madrid. Puesto que nuestro «sueldo» es más cercano al de Bea que al de Ana, hacer frente a ambas deudas nos exige más esfuerzo que el de otras CCAA. ¡Como agradecería Bea que el obsequio hubiera sido de 500 Euros en lugar de los 1.000, al tiempo que se tira de los pelos al comprobar que vive con una hipoteca de 80.000! ¿Cómo pudo endeudarse tanto el gobierno de Madrid en nombre de todos los españoles?
¿Cómo pensaban hacer frente a sus compromisos los responsables de la GV que se endeudaban con tanta alegría?
A cada valenciano la deuda común le supone 310 días de trabajo (al catalán 233 y al madrileño 203). En lo que respecta a las deudas autonómicas, atender la de la GV equivale a 154 días de trabajo por valenciano, en Cataluña 131 y en Madrid 53. Sin embargo lo que interesa es la suma de ambas. Nosotros 464 días; Cataluña 364 y Comunidad de Madrid 255. Para el resto de CCAA denle una ojeada al mapa adjunto. El bajo PIB regional y la gran deuda de la GV nos lleva a formar parte de la España mas endeudada.
España es la sexta economía más endeudada de la zona euro, detrás de Grecia, Italia, Portugal, Chipre y Bélgica, pero si consideramos el caso valenciano aislado, una estimación grosera nos dice que necesitamos más días de trabajo que italianos belgas e incluso portugueses. Ninguna tranquilidad nos da que estemos detrás de griegos y chipriotas.
Por mucho que la mala financiación de la GV sea el único argumento que los políticos valencianos usan, dispuestos a mantener que los malos son los de fuera, quizás sería bueno pensar que la España de la autonomías tal como se ha diseñado no es financieramente sostenible. Un último dato de la hoja de cálculo de la AIReF, que indican la velocidad de degradación de la situación. De 2007 a 2016 para cubrir en total de deuda en la Comunitat en días de trabajo necesarios hemos crecido en 302 días, en Cataluña en 243 y en Madrid 154. Nuestra deuda total ha subido a doble velocidad que la madrileña. Algo no ha funcionado.
Bea no supo calcular su hipoteca y sabe que no es aconsejable participar a escote en las mismas inversiones que Ana. No hace mucho tiempo, Bea pensaba que su aspecto y su carácter la convertían en la líder de su grupo. Quizás la engañaron sus compañeras o simplemente se autoengañó.
