Desde que Felipe González perdió un poquito ante Josemari Aznar, que el de Sevilla ha decidido que todos sus herederos se suiciden con él, ya saben que tiene querencia por los bonsáis, que son árboles en suicidio a cámara lenta, y ya ha cuadrado al negro toro de Pedro Sánchez, ay negro toro de pena, para pasar a apuntillarlo, mientras que Susana Díaz se pone el vestido de volantes para encarnar el papel de doña Salvaora. Como en la novela de James Ellroy, Perfidia, se trata del seppuku ceremonial de la familia de los Watanabe al completo, aunque luego el harakiri resulte ser un asesinato o varios. El jarrón chino, a su estante en el museo.

Cuidado: por los errores propios y las triquiñuelas ajenas, Podemos y Ciudadanos corren, corremos, un riesgo, aún pequeño pero que puede crecer, de disiparse en otra edición del caldo espeso bipartidista, el inmundo sistema de turnos y su mutua dispensa para robar, captar clientes y corromper instituciones. Para el PP nada mejor que una Susi con la que puedan pelearse mediante el lanzamiento cruzado de boñigas: «¡Y tu más!» Y así hasta el Juicio Final. Hubo un tiempo en que Unión Valenciana parecía tener mucho futuro ¿Se acuerdan? En sólo cuatro años, Rafael Blasco les sorbió los jugos, como Cristopher Lee dejaba exangües a las verdes doncellas de Transilvania, el cutis de yeso y las ojeras moradas. Lógicamente, Blasco, con los años, tomó el aspecto del abuelo de Los Monster.

Mucho cuidado los neófitos y buscadores, que este ganado tiene el colmillo retorcido y representan a una España declinante, exclusivamente en castellano, bicolor, acartonada y yonqui del presupuesto, con una estructura social, política y económica oligárquica. Ese es el tema y esa la lucha. Si Rivera se confía, lo acuchillarán en cualquier callejón. Si Iglesias se pone chulo, lo arrastrarán las mulillas. Que se haga ya un gobierno como sea, no será peor que el que tenemos en funciones, eso es francamente difícil, y luego, ya les daremos. Pueden parecer un bloque difícil de atacar, pero no son nada: un hueso sin tuétano.