Dicen los expertos que los dos principales factores que han hecho evolucionar a la humanidad son la adaptación y la anticipación a los cambios. Por contraposición, aquellas civilizaciones que se paralizaron frente a la adversidad y la incertidumbre acabaron desapareciendo. Hoy, en un entorno globalizado y donde tenemos que gestionar una muy seria crisis ambiental, es más imprescindible que nunca no parar, seguir con los objetivos marcados y ser fieles a los principios definidos. No desandar el camino, sino marcar nuevos hitos.

Y me remito a los hechos, a las realidades tangibles, porque son los hechos los que retratan a cada uno en su quehacer profesional. Nosotros, desde Ecoembes, a pesar del ruido provocado, seguimos dando respuesta al reciclaje, a facilitar a los valencianos colaborar por el medio ambiente y a aumentar los recursos disponibles para mejorar la recogida, selección y reciclado de los envases domésticos que consumimos a diario.

Para constatar esta afirmación, me gustaría recordar que en lo que llevamos de 2016, a pesar de la tormenta que se está generando en torno a los residuos, hemos realizado numerosas acciones de mejora y potenciación del reciclaje de envases en la Comunitat Valenciana. Tenemos en marcha un plan para mejorar las prestaciones del servicio de recogida, de los contenedores y su mantenimiento, otro para optimizar las infraestructuras de Vaersa (la empresa de servicios de gestión de residuos de Valencia), estamos ampliando la recogida selectiva a nuevas áreas urbanas y ampliándola en el sector Horeca (hoteles, restaurantes, cafeterías€). Además, en 2016 hemos aumentado el número de contenedores en la comunidad hasta llegar a los 18.252 amarillos y 17.596 azules y creciendo (un 4,9 % más que el pasado año). Pero sabemos que los ciudadanos no sólo generan residuos en sus hogares, y por ello estamos aumentando los puntos de recogida selectiva en muy diferentes lugares como hospitales, empresas, instalaciones deportivas, de transporte€

En lo relativo a las acciones de sensibilización y educación ambiental, hemos llevado a cabo acciones que van desde la realización de campañas en medios de comunicación para mejorar la participación de los ciudadanos, a distintas actuaciones en mercados, colegios y hasta en competiciones deportivas.

Podríamos seguir hablando de otras acciones como las campañas en pequeños municipios, la colaboración con la Fundación Universidad Empresa de la Universidad de Valencia o las iniciativas que llevamos a cabo para abordar el grave problema de los residuos marinos como el proyecto Upcycling the Oceans que tiene como objetivo limpiar el fondo marino del mediterráneo junto a las cofradías de pescadores valencianos.

Todo esto, y mucho más, está dando sus resultados. En 2015, reciclamos 150.397 toneladas de envases y en 2016 la previsión es incrementar aproximadamente un 5 % las toneladas recicladas. Esto es lo realmente importante, aumentar año tras año el número de toneladas de residuos de envases recicladas en la Comunitat Valenciana y trabajar en una menor generación de residuos gracias al fomento del consumo responsable entre los ciudadanos.

No obstante, y a pesar de todo lo dicho (y hecho), vivimos un tiempo de incertidumbre por el interés en imponer un sistema de depósito y retorno de envases, el cual penaliza al ciudadano cobrándole por anticipado una cantidad adicional por cada producto envasado que compre. Este sistema, que proviene de una descarada acción comercial vestida de verde por parte de los fabricantes de las máquinas que se usarían para devolver los envases, no convence a nadie, ni a las empresas de distribución, ni a los pequeños comercios ni a las organizaciones de consumidores. Todas han mostrado públicamente su rechazo. De hecho, la mayoría de países de Europa no lo ha instalado, y en aquellos minoritarios donde existe está demostrando que no aumenta la tasa de reciclado de envases.

Además, si mezclamos reciclaje con retorno o reutilización, si jugamos con las palabras, estaremos faltando a la verdad y confundiendo a los ciudadanos. Claramente, hablar del SDDR como modelo de reutilización para frenar los envases de un solo uso es faltar a la verdad. A una botella de plástico o una lata depositada en una de estas máquinas no le espera un rellenado, una reutilización del mismo envase. Le espera el mismo procesamiento que siguen los residuos una vez depositados en los contenedores amarillos. Por ello, el concepto de «es como volver a lo que hacíamos antes cuando devolvíamos los cascos y nos reintegraban unos céntimos» es más un eslogan miope y oportunista que una certeza tangible.

Está en nuestros principios más básicos trabajar con rigor y transparencia. Sin embargo, frente a la confusión intencionada de las cifras que estamos escuchando sobre las cantidades de envases que se consumen y reciclan en la Comunitat Valenciana, sólo podemos decir que una mentira no se acaba convirtiendo en verdad por muchas veces que se repita, y que desde Ecoembes seguimos con ilusión avanzando.

Quizás estemos deshumanizando el reciclaje, cuando en realidad para que éste funcione es imprescindible el concurso de los ciudadanos. Pero, precisamente, ¿sabemos lo que ellos quieren, lo que queremos todos como ciudadanos? Hablamos mucho de sus responsabilidades, pero a veces se nos olvida pensar en sus necesidades. ¿Alguien se ha parado a pensar lo que realmente puede afectarles estos cambios sinsentido en los circuitos del reciclaje, los mensajes contradictorios, la creación de un nuevo sistema que nadie comprende, la monumental confusión que se podría crear? ¿Estarán de acuerdo los ciudadanos en pagar mucho más por los productos que adquieren y en habilitar un espacio más para separar residuos en sus casas? ¿Estarán de acuerdo en llevar a diario un tipo de envases a unas máquinas y otros a los contenedores amarillos y verdes? ¿Es que acaso el compromiso, y también la paciencia, de los ciudadanos no tiene límites?

No hagamos experimentos de alto riesgo, porque podríamos tirar por la borda todo lo avanzado en estos 20 años. No abusemos más de los ciudadanos, porque podríamos perder su confianza y compromiso ambiental, aquello que tanto ha costado ganar.