Y no me gusta mucho que así sea. Porque las modas son pasajeras y no me gustaría que este interés creciente que muestra la sociedad por los temas de tiempo y clima pueda terminar como el azucarillo que se diluyen en el café. Desde la investigación climática tenemos la obligación de desarrollar buenos trabajos que sigan haciendo evolucionar a esta ciencia y ofrezcan resultados de utilidad social. Este es el objetivo del 10.º Congreso de la Asociación Española de Climatología desarrollado en Alicante, entre el 5 y 8 de octubre. Se ha apostado por una temática que aúna esas dos voluntades: la de mantener el rigor en la investigación y, al tiempo, responder a las demandas que la sociedad actual nos pide. «Clima, sociedad, riesgos y ordenación del territorio» es el lema del Congreso, que reúne a más de 100 investigadores que han desarrollado trabajos sobre variabilidad climática, escenarios de cambio climático, relaciones entre el clima y la ordenación del territorio y análisis de las repercusiones de los cambios climáticos en la actividad turística. Asimismo, se ha desarrollado una mesa redonda sobre la presencia del tiempo y clima en los medios de comunicación. Sólo desde el rigor y el trabajo serio será posible responder a las demandas que la sociedad globalizada demanda de la investigación climática. Y así, afirmo, se está haciendo en España en los últimos años. Meteorólogos, geógrafos, matemáticos, ingenieros, informáticos, ecólogos, ambientalistas... desarrollan una intensa labor para comprender el comportamiento del clima de nuestro país y su variabilidad futura, que tanto preocupa. Sólo así podremos mantener el interés social por una ciencia que se ha convertido, en efecto, en un objeto de uso cotidiano.

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