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Amparo Barbeta 01

Autocrítica constructiva

Reconocer los errores es el mejor paso para mejorar. No es fácil entonar el mea culpa en público. Y Aderlan Santos, extraño en los de su especie, lo ha hecho. Sin pudor. Y creo permítanme que lo valore, con sinceridad. Puede ser lo que sea sobre el césped, pero es un buen tipo. Sus palabras y sobre todo el tono con el que habló en la radio del club trasmitían una profunda frustración, hartazgo y dificultad. Sé que algunos van a decir que cobra una pasta, sí, pero solo el dinero no da la felicidad. No es fácil vivir con el sambenito de ser el sustituto de Otamendi cuando, entre otras cosas, los distancia un abismo. Santos llegó a Valencia de la mano de Mendes y entusiasmado, al ver que el dorsal que había lucido Ayala estaba libre, como un niño pidón lo solicitó. Se lo dieron. Pero más pronto que tarde, el brasileño empezó a esconderse tras sus llamativas gorras y a refugiarse en la Biblia para aguantar el chaparrón. A su llegada nadie le dio un prospecto en el que se el explicara qué era el Valencia, qué necesitaba saber antes de empezar a jugar, cómo debía hacerlo, los efectos adversos, la conservación y la información adicional. Lo descubrió recibiendo tortas y asumiendo que no estaba preparado para tal reto. Él no pidió venir, el Valencia fue en su busca y al jefe de turno es a quien hay que pedirle explicaciones. Sí, a Nuno. El portugués exigió su fichaje y, con el mismo empeño que lo demandó, lo depreció en su mediocre Valencia. El 4 es consciente de sus dificultades y limitaciones y la autocrítica es el primer paso para superarlas. En ese vestuario, desde hace unos años, hace falta mucha terapia. ¿Será esta una de las tres o cuatro cositas que quiere arreglar Prandelli?

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