Estamos en el 9 d´Octubre: sant Donís. Una celebración integradora. El president de la Generalitat, Ximo Puig, y el president de las Corts, Enric Morera, podrían invertir su tiempo mejor en otros menesteres que en ir a Madrid a pedir clemencia. Por ese camino bien sabemos dónde se llega. Estamos a un paso de que el partido más corrupto forme gobierno mediante la abstención en el Congreso del segundo partido más corrupto o con terceras elecciones. Cuando en el ámbito español y europeo hay problemas existenciales de estabilidad y decencia, es inútil la convocatoria en la capital de España para airear las dificultades de la financiación en la autonomía valenciana. La semana pasada estuvo en Valencia el ministro de Justicia y Fomento, Rafael Catalá, en un acto „¿qué hacía allí?„ organizado por la Cámara de Comercio en el que utilizó el conocido argumento: «Voten al PP que para eso estamos, para resolver los males que padecen los valencianos». ¿Qué han hecho desde 1995 hasta ahora? En enero de 2011, el entonces presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) y fundador de Consum y de Caixa Popular, Francisco Pons Alcoy, dijo en el Club de Encuentro que «necesitamos una sociedad en rebeldía contra el conformismo y la pasividad». Y añadía desde la óptica democratizadora: «Esto pasa por nosotros, amigos, por cada uno de los empresarios, por cada conseller, por cada alcalde, por cada profesional, por cada ciudadano, por cada trabajador». Meses después, cuestionado por Federico Félix, fue sustituido por Vicente Boluda.

Nos enfrentamos a un cambio para el que no valen el cinismo y las prácticas corruptas. La transformación y la resistencia alcanza a la política, como se ha visto en el relevo torticero de Pedro Sánchez en la cúpula del PSOE. Las consecuencias llegan al pacto de gobierno de la Generalitat. No estamos para perder el tiempo viajando en vano a Madrid, ni con Conexus ni de la mano de lo que queda del poder valenciano. Numerosos asistentes y notables ausencias. De Madrid se viene con las manos llenas o no se va. La sociedad demanda acciones contundentes para estabilizar el autogobierno. No es cierto que los españoles seamos iguales mientras existan conciertos fiscales especiales para Euskadi y Navarra. No es lo mismo vivir en Madrid, en Barcelona, en Bilbao, en la Rioja o en Valencia. No es verdad que la Constitución sea intocable porque se reformó por segunda vez „la primera en 1992„ gobernando J. L. Rodríguez Zapatero, presionado por la Comisión Europea, en agosto de 2011, por un acuerdo secreto entre PP-PSOE. Así se desfiguró el Estado del Bienestar, que concentra los avances sociales de la democracia.

La cooperación de los empresarios valencianos y catalanes no la han inventado Carles Puigdemont y Ximo Puig. Es más, si la aproximación queda, como parece, en una recepción oficial en el Palau de la Generalitat, este gesto vacío no servirá para nada y menos para conformar el arco ni el corredor mediterráneo. Jordi Pujol sabe de esto. Ya tenemos bastantes promesas incumplidas con la recreación de RTVV. Como era previsible, tiene muchas dificultades por la aviesa forma de cerrarla, que ha condenado a los valencianos a carecer de un medio de comunicación que vertebre el país. Veremos lo que hace el letrado de las Corts Enrique Soriano en su cúspide. Otro constitucionalista en el poder. Impresentable el veto al periodista Josep López, nominado por el Consell para que presidiera la nueva televisión. Al modo inquisitorial de caza de brujas. Es importante que los gerifaltes sepan qué es un medio de comunicación y para qué debería servir.

De nuevo el PSOE ha puesto en peligro al PSPV y a su vez el pacto de gobierno en la Generalitat. En la Comunitat Valenciana tenemos nuestra particular ONG donde hay mucha tarea por hacer. Está por consolidar la cohesión política. De una situación enrevesada sólo se sale con diálogo y pactos. No hay por qué ceder en cuestiones fundamentales para que los electores puedan reconocer la transformación que decidieron con sus votos. El proyecto de país debería compaginar la posición geoestratégica con la resolución de la problemática social y la garantía de disponer de los recursos económicos para que la autonomía sea posible. Si no se soluciona el problema del desempleo „especialmente en jóvenes y mayores de 45 años„ y de las bajas remuneraciones, con dificultad se puede afirmar que la economía valenciana crece. Partimos de un pozo muy hondo e inquietantemente oscuro. Seguimos sin saber de qué van a vivir los valencianos los próximos veinte años. No funciona ningún sector económico excepto el turismo. Un país de camareros no es un horizonte deseable. Mientras no se resuelva, a nuestra ONG la tenemos que poner a trabajar en casa los 365 días del año.