Si las bases del PSOE no lo remedian, Rajoy, el máximo dirigente del PP de Gürtel, de Imelsa, de los concejales del Ayuntamiento de Valencia, de la Púnica y de tantas redes de corrupción seguirá en la Moncloa quitando el dinero a las capas medias y a los trabajadores para dárselo a los más ricos. Ejemplos de esta realidad los tenemos en nuestro entorno y también en las estadísticas oficiales. Las de la Agencia Tributaria sobre la evolución de los salarios, que hemos conocido la semana pasada, ponen de manifiesto, entre otros datos, que los trabajadores que ingresan menos de 300 euros al mes han subido en medio millón desde el año 2008.

La gestora del PSOE, dispuesta cueste lo que cueste, a facilitar la Presidencia del Gobierno a Rajoy dice, a modo de justificación, que no ve nada nuevo en las declaraciones de Correa en el juicio a la trama Gürtel, como si por ser «conocida anteriormente» la corrupción organizada en las instituciones no fuera suficientemente grave como para intentar que Rajoy y el PP salgan del Gobierno. La abstención, sean todos o sean 11 diputados, conducirá al PSOE a una posición subordinada al PP, como querían quienes han venido presionando, desde hace más de un año, al PSOE hasta conseguir la gran coalición PP-PSOE. Es verdad que si finalmente se produce será una gran coalición PP-PSOE vergonzante. Ninguno de quienes provocaron la dimisión de Pedro Sánchez ha querido hasta ahora hablar claro, pero ello no impedirá más desconfianza de los electores socialistas, que se añadirá a la que generó el «cueste lo que cueste» de Zapatero.

Ahora no hay que dejarse llevar por el desánimo, eso sería ayudarles a conseguir el objetivo de alejar a los ciudadanos críticos de los procesos electorales futuros. Para las fuerzas del cambio, Unidos Podemos y sus confluencias y para quienes dentro del PSOE están intentando impedir que sea neutralizado como fuerza de izquierdas, hay vida y hay futuro. Y además, hay tanta gente que necesita cambiar la situación actual para poder vivir con dignidad que merece la pena intentarlo.

Es cierto que las fuerzas que han ido creciendo desde el 15M no han conseguido la mayoría suficiente para abrir ya el camino a un gobierno de cambio en el Estado, pero han conseguido muchas cosas, entre otras que ya nada será igual en el funcionamiento de la democracia en España. Lo que está pasando desde las elecciones del 20 de diciembre de 2015 no es el resultado de la incapacidad de los partidos políticos para entenderse, no. Lo que está pasando es un equilibrio entre las fuerzas conservadoras que se resisten al cambio y las fuerzas del cambio. El bipartidismo ha fracasado pero sigue teniendo mucha fuerza. Para superar esa resistencia conservadora es necesario más apoyo de los ciudadanos. Sin participación ciudadana no habrá cambio real.

En este proceso se ha conseguido desenmascarar a quienes han propiciado la gran coalición PP-PSOE, que han tenido que recurrir a romper el PSOE para evitar que ni tan siquiera explorase la posibilidad de un gobierno PSOE-Unidos Podemos; hay ayuntamientos del cambio que, pese a las dificultades que les pone el gobierno del PP, están abriendo camino a otra forma de gobernar más participativa y más justa; hay movimientos ciudadanos que han conseguido éxitos en sus objetivos como la plataforma contra los desahucios y la marea blanca en defensa de la sanidad pública en Madrid; hay participación de las fuerzas del cambio en gobiernos autonómicos a los que el gobierno del PP quiere ahogar negándoles la financiación; hay 71 diputados de Unidos Podemos y las confluencias, que triplican el mayor número de diputados obtenidos por fuerzas equivalentes en elecciones anteriores.

Si Rajoy forma gobierno tendrá a su favor el aparato del Estado para imponer nuevos recortes y sacrificios a la mayoría de los españoles en pensiones, salarios, recortes de servicios públicos, etcétera. Pero en el Congreso de los Diputados, en los parlamentos autonómicos y en los ayuntamientos del cambio hay fuerzas suficientes para impedirlo, siempre que no se dejen atrapar en la complacencia del cargo y no se dejen aislar de quienes les llevaron a esas instituciones. Pueden y deben ponerse de acuerdo para impedir las políticas de Rajoy.