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Criterios líquidos en el FMI

El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el G20 se desgañitaron tras la crisis financiera de 2008 para que los estados soberanos y sus reguladores evitaran otra situación catastrófica para la economía mundial debido al ya célebre concepto santificado en la película de Curtis Hanson «Too big to fail», demasiado grande para caer. No se debe permitir la existencia de bancos de tal volumen que no puedan quebrar. Por aquellos días, nadie quería ser señalado como el defensor de los rescates públicos mil millonarios que dispararon las deudas de todos los países, especialmente sangrantes en España o EEUU.

Sólo ocho años después, el FMI y el Banco Central Europeo (BCE) están defendiendo la concentración bancaria en Europa debido a la baja rentabilidad de las entidades motivada por sucesivos ejercicios de tipos de interés al cero por ciento. La entidad transnacional mantiene que los bancos con poco tamaño no podrán hacer frente a los bajos márgenes, la digitalización y tendrán problemas de solvencia. Sólo grandes entidades podrán superar estas turbulencias gracias a las economías de escala. Parece ser que las grandes quiebras ya no preocupan al organismo que preside Christine Lagarde.

El consejero financiero del FMI, el español José Viñals, asegura que en el Viejo Continente «hay demasiados» bancos y pone como ejemplo a Italia o Alemania, con 650 y 1.800 entidades. No es el caso de España, que tras el fiasco de las cajas y los sucesivos rescates públicos han dejado el panorama en dos cajas de ahorros de muy pequeño tamaño, testimoniales, y 16 bancos. Estos últimos reducirán su tamaño más todavía cuando haya Gobierno y se impulse la fusión del Banco Mare Nostrum y Bankia y alguna de las grandes entidades asuma la absorción del Banco Popular. Suena con fuerza el Sabadell para cerrar esta operación.

Con este panorama es evidente que España es de los pocos países que están cumpliendo con las nuevas tesis del FMI y las peticiones del BCE de Mario Draghi. Pero, ¿será esta la solución a los riesgos sistémicos y al futuro de la banca?

De momento y desde EE UU está surgiendo con fuerza una tesis que, aunque no es nueva „data de 2011„, contradice a la imperante de impulso de la concentración bancaria. Se trata de la propuesta del execonomista jefe el FMI, Simon Johnson, y su libro 13 bankers.

Básicamente se trata de que el poder político confronte el poder de Wall Street o la City, lo que supone trocear los grandes bancos e imponer límites al tamaño para que no existan entidades sistémicas. Todo lo contrario a lo que sucede ahora en Europa, donde la petición de grandes necesidades de capital para las pequeñas entidades está forzándolas a fusiones o integraciones.

De momento, las tesis de Johnson fueron asumidas por el candidato demócrata, Bernie Sanders, que martilleó a su contrincante Hillary Clinton en las primarias con la excesiva concentración bancaria. Aunque no ganó, parte de su ideario se impregnó en el partido que ahora lucha por mantener la Casa Blanca. Si gana, puede ser una de las batallas a impulsar por la previsible futura presidenta de los EEUU, enfrascada ahora en una brutal carrera proteccionista contra el neofascista Donald Trump. Entonces, veremos cuál es el nuevo criterio del FMI. Ya se sabe, que en los tiempos de la sociedad líquida de Zygmunt Bauman, las opiniones son fluidas y volátiles.

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