Me gustaría que el molt honorable president o su vicepresidenta o su consellera Montón me aclararan lo que a mi corto entender es incomprensible. Verán. Un estudiante de medicina extranjero tiene derecho a formarse haciendo sus prácticas en nuestros hospitales públicos para ejercer responsablemente en sus respectivos países cuando terminen la carrera. Un rumano, un checo, un eslovenio, etcétera, sin pagar impuestos pueden tener una ventaja de la que yo, pagando los dolorosos impuestos, no dispondré en sanidad y educación públicas, a pesar de que existen gracias a mis pagos. Y a mis hijos o nietos como están matriculados „por el motivo que sea„ en una universidad privada se les niega esta imperiosa necesidad de formación sin más argumento que la negativa. O sea, que viene bien aquello de «de fora vindrán y de casa mos tirarán», porque aquí el que cobra manda, no manda el que paga.

O sea, que yo que pago impuestos para mantener la sanidad y la educación pública y le ahorro a la Administración 9.000 euros al año para una universidad pública, que no uso en la formación de mis descendientes, y como contrapartida se me priva de unos servicios que se mantienen con mis aportaciones. Y mientras, se les otorga gratuitamente a unos estudiantes extranjeros que no cotizan ni un gallet para estos servicios, para que luego se vayan a ejercer a sus lejanos países, muy bien formados para beneficio de sus conciudadanos.

A ver quién entiende este galimatías, porque creo que lo que interesa es tener buenos médicos, expertos en sus conocimientos y prácticas para nuestro servicio y llevamos un camino equivocado al poner para la atención de la sociedad valenciana a unos profesionales a los que se les ha impedido formarse de manera integral, con lo que se da la perogrullada de que formamos mejores médicos para el extranjero que para nuestra población. Situaciones como esta son tan inexplicables, que en realidad descubren a nuestros políticos como más motivados por impulsos vengativos sectarios y caprichosos a la espera de su oportunidad, mucho más que como gobernantes serios y responsables que buscan mejorar su sociedad.

Aquí por lo visto solo se busca cortar y dificultar el camino a los que tienen unas ideas o unas creencias diferentes a las suyas. Y ya han pasado 80 años desde 1936 y eso ya no está de moda. Solución: las universidades privadas tendrán que enviar a sus estudiantes como Erasmus para poder hacer prácticas en nuestra Comunitat y evadir el sectarismo de sus gobernantes. Las injusticias crean estos absurdos. A las próximas elecciones hay que acordarse del dato y punto.