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Ana y su 'Reality'

Está tan a gusto Ana Obregón en su propio reality como si siempre hubiera estado ahí. Casi que sí, porque vivió perseguida por las cámaras, con su vida y amoríos televisados y radiografiados en la prensa del corazón, pero la cosa ha decaído al compás de su pérdida de protagonismo en la pequeña pantalla. Así que la presentadora, actriz y bióloga ha estrenado en DKiss su propio programa sobre sí misma, como las Campos. Pero «Algo pasa con Ana» tiene dos problemas graves de base: encontrarle a la protagonista lo nunca visto y, además, hacerlo interesante.

Para empezar su exhibición, Ana se pone filosófica y declara que «la felicidad es ese instante entre una putadita y la siguiente». Luego se enorgullece de su papel de madre y elogia a su hijo Alessandro Lequio junior, un joven serio y con espíritu emprendedor, al que vemos organizando un acto benéfico con la ayuda de sus mediáticos padres. Todos se llevan fenomenal y la Obregón sigue trabajando, por eso la vemos cerrar su gira teatral. Desde que baja del avión no para de hacerse fotos, como archifamosa que es, y sus compañeras de reparto la adoran por su simpatía. Para no caer de lleno en el publirreportaje, el programa coge aires de comedia cuando la sitúa en casa con dos amigos para ver el último partido de la Selección de fútbol en la Eurocopa: un tal Ra y Aless Gibaja, el extravagante embajador del saludo hola, bebés. Entre los tres logran descifrar, al rato, que España ha quedado eliminada.

Si a alguien le despierta el interés, sepa que en el segundo programa Ana va a Ibiza para su tradicional posado veraniego en bikini. ¿Por qué lo hace? «Para pagarle a mi hijo el máster en Harvard». Al menos es por una buena causa.

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