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Gran coalición de tapadillo

Es así como interpretan algunos medios extranjeros, entre ellos el prestigioso diario suizo Neue Zürcher Zeitung, lo sucedido en España con el PSOE

Es así como interpretan algunos medios extranjeros, entre ellos el prestigioso diario suizo Neue Zürcher Zeitung, lo sucedido en España con el PSOE.

"Esa fórmula corresponde al cálculo de los dos grandes partidos que se han turnado hasta ahora en el poder. No sueltan el timón, que puede estar lo mismo a la derecha que a la izquierda, y ello les permite ganar tiempo (?)", escribe el NZZ.

Para el alemán Süddeutsche Zeitung, "hacer algo razonable y contribuir de paso al propio desmontaje es una singularidad socialdemócrata".

El PSOE, comenta ese diario, "ha dado un paso más que el SPD al ayudar a su rival a conservar el poder sin participar del mismo", con lo que puede acabar como el PASOK griego.

El suicidio del PSOE no es un caso aislado en Europa, sino que esas tendencias suicidas caracterizan también a otros partidos socialdemócratas, escribe el periódico muniqués.

Así, el presidente francés François Hollande comenzó haciendo una política de izquierdas, pero se dejó convencer sobre todo por Alemania para dar un viraje liberal, y su reelección es cada vez menos probable.

Y en Alemania, el país de esa Gran Coalición que tanto gusta últimamente al PP de Mariano Rajoy, el líder socialdemócrata Sigmar Gabriel parece "estar en continuo movimiento y llegar siempre tarde".

Así, ahora coquetea con una alianza con los Verdes y Die Linke (la izquierda), pero es algo que podía haber hecho realidad ya hace tres años.

"No se atrevió entonces y está por ver si se le presenta esa oportunidad en 2017", escribe el SZ.

El ex secretario general del PSOE al menos lo intentó, pero fracasó no sólo porque su "ambición no se correspondía con su capacidad de liderazgo", sino porque le derribaron otros dirigentes de su partido.

Para ese diario, uno de los problemas es que, aunque los tiempos han cambiado, la socialdemocracia europea no ha sabido distanciarse de la Tercera Vía de los Blair, Schroeder y Zapatero.

La izquierda socialdemócrata, que mostró entonces su debilidad por el mundo de la empresa y los negocios, ha perdido a su clientela de toda la vida: la clase trabajadora.

Como señala el escritor francés Emmanuel Carrère, "antes había un orgullo obrero, una identidad y una cultura", pero hoy nada de eso existe ya.

Los más tienen sólo algún trabajo a tiempo parcial; abundan los trabajadores pobres, sin derechos, y eso se nota en todas partes: la pobreza es cada vez más visible en las grandes ciudades.

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