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Valencia, la ciudad de la seda

Como cada último domingo de mes, la plaza del ayuntamiento, cerrada al tráfico de vehículos, está llena de gente. Cada vez les gusta más pasear los domingos por la ciudad. Más descansados „durante la madrugada se atrasó el reloj una hora„ han salido a disfrutar de este luminoso día, más propio de la primavera que de la estación otoñal en la que estamos. Deciden ir a visitar el rehabilitado Colegio del Arte Mayor de la Seda, un emblemático edificio en el barrio de Velluters. Data del siglo XV, aunque su base es gótica ( de esa época se conserva una preciosa escalera de caracol hecha de yeso, copia de la que diseñó Pere Compte para La Lonja), muestra numerosos elementos barrocos fruto de sucesivas reformas . En 1479 se creó el oficio de velluters. Las Ordenanzas por las que se regían fueron aprobadas por el Consejo de la Ciudad y por el rey Fernando el Católico. El gremio «dels velluters» adoptaron el nombre de Cofradía de San Jerónimo, dicen que lo eligieron porque fue el primer cardenal que se vistió de seda. Era un intelectual que llegó a ser secretario del Papa. Más tarde se retiró al desierto, vivió como un ermitaño acompañado de un león. Cuenta la leyenda que un día se le acercó el animal, tenía una pata herida, el santo lo curó y desde ese momento se convirtieron en inseparables. En el Museo de la Seda son numerosas las imágenes de San Jerónimo, representado en todas ellas junto a un león rampante y un capelo cardenalicio.

La Visita al edificio del Colegio del Arte Mayor de la Seda les interesó mucho, les permitió comprender la importancia de la industria sedera durante siglos en nuestra ciudad. A través de la visita guiada les explicaron lo que significó el cultivo de la seda y la organización del gremio de velluters. Les impresionó el suelo del salón de la Fama con mas de dos mil preciosos azulejos. También pudieron ver funcionar el telar que maneja Félix, un experto tejedor capaz de explicar su complicado mecanismo, como una primitiva computadora, que se usa para tejer ramos de flores con hilos de seda de variados colores, también les desveló las razones por las que resulta tan caro tejer con espolín.

Por la tarde, en el taller de Silvia Molinero, en la calle de Na Jordana, un grupo de personas participaron en un proyecto de arte participativo. Consistió en bordar sábanas con la Orden Ministerial que paralizó el Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Cabanyal, por considerar que suponía expolio. El Colectivo CraftCabanyal ha decidido bordar las diecisiete páginas de tela que conforman la Orden del Ministerio de Cultura. Bordar junto a las catedráticas de escultura Amparo Carbonell y Maribel Doménech, también activista de Salvem el Cabanyal, es tan interesante como divertido. Mientras una borda de derecha a izquierda, la otra lo hace desde la orilla contraria . Cada cual elije una parte de la frase que quiere bordar. Un acerico repleto de agujas enhebradas con hilo negro espera en el centro de una mesa grande que ocupa casi toda la sala. La tarea es sencilla, todo el mundo se atreve con el punto atrás. Entre puntada y puntada, a ella le viene a la cabeza el esplendor de la seda que vio por la mañana y su contraste con la sencillez de la sábana que entre todos bordan esa tarde.

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