En 1945 se reunieron en Londres representantes de 37 países para rubricar la Constitución de la Unesco, que entró en vigor el 4 de noviembre de 1946, hoy hace ya setenta años. Desde entonces, una incesante actividad ha sido llevada a cabo. La Unesco actúa para reducir el porcentaje de personas que viven en la extrema pobreza, así como conseguir la universalización de la enseñanza primaria, y lograr la supresión de diferencias entre sexos en la enseñanza primaria y secundaria. Igualmente, pretende ayudar a los países que lo necesiten a elaborar sus estrategias orientadas al desarrollo sostenible para invertir la actual tendencia de pérdida de recursos en el medio ambiente.

Hoy en día, la Unesco desempeña una función de laboratorio de ideas y de organismo normativo para forjar acuerdos universales sobre las cuestiones éticas de nuestro tiempo, centro de intercambio de información para difundir y compartir datos y conocimientos, y lugar de encuentro para fomentar las capacidades humanas e institucionales de los 193 países miembros y seis asociados, en los ámbitos de la educación, la ciencia, la cultura y el patrimonio.

Por citar algún ejemplo de su labor social y educativa a lo largo de estos años, ya en 1948, año de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Unesco exhortó a todos los Estados miembros para que declararan obligatoria la enseñanza primaria gratuita. Diez años más tarde, en 1958, se inauguraba en París el edificio de su sede permanente. En 1968, la Unesco organizó la primera conferencia intergubernamental con vistas a armonizar el medio ambiente y el desarrollo, anticipándose a las recomendaciones que más tarde serían recogidas bajo la rúbrica de desarrollo sostenible.

En 1978, la Unesco adoptó la Declaración sobre la Raza y los Prejuicios Sociales, lo que mediante la labor y los informes del entonces director general, Federico Mayor Zaragoza, contribuiría a refutar los falsos fundamentos científicos en favor del racismo. Unos años después, en 1985, Estados Unidos se retiró de la organización alegando, entre otros motivos, desacuerdo con la gestión. Decisión que también adoptarían el Reino Unido y Singapur. En 1997, el Reino Unido regresó a la Unesco, adoptando más tarde Estados Unidos la decisión de volver a la organización a partir del año 2003, como también Singapur en 2007.

En estas circunstancias, al cumplirse el setenta aniversario de la creación de la Unesco y teniendo presente el propósito de la actual directora general, Irina Bokova, para emprender nuevas iniciativas dentro de las denominadas rutas del diálogo, la conocida como ruta de la seda podría ser la más globalizadora para el entendimiento entre culturas, religiones y sociedades de norte a sur, entre oriente a occidente.

El entendimiento mediante el fomento de la cultura como vía para la paz en la mente de los hombres como recoge la Constitución de la Unesco, y a lo cual ha venido contribuyendo el Centro Unesco Valencia en su labor en favor de la ruta de la seda como ruta del diálogo y de Valencia como ciudad de la seda con sus dos exponentes tradicionales del Colegio del Arte Mayor de la Seda y de la Lonja de la Seda o de Mercaderes, patrimonio de la Humanidad declarado por la Unesco.