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Lo que pudo haber sido

Recuerdo perfectamente esa noche. Cómo salimos a celebrarlo. La alegría compartida, la izquierda había ganado las elecciones. Soñábamos con un gobierno de coalición, de colaboración, que pensara más en la gente que en los bancos. Que actuara de manera ética y nos proporcionara un futuro más social, alejado de recortes, leyes para ricos y corrupción. Por fin había llegado el momento, estábamos preparados. Ese gobierno de consenso entre la izquierda funcionaría, se fijarían todo lo que tenían en común, en la ideología interiorizada, en las políticas de progreso. Dejarían de lado ese fijarse sólo en las pequeñas diferencias y se darían cuenta que la distancia entre ellos era mucho más corta que la que los separaba del actual gobierno. Pero no pudo ser. Porque, incompresiblemente, pueden más otros intereses que el de la izquierda de este país. Durante estos días, en las sesiones de investidura, se ha visto la cara más patética de nuestro sistema. Cómo las bases, sobre todo las de PSOE, se enzarzaban en una guerra de noes y abstenciones hasta que se han dado cuenta que no es la suya. Eso es lo más triste, no es su guerra, ni la mía, ni la tuya, es una guerra que ellos se han encargado de provocar y en la que solo va a haber perdedores, que revisen ese mítico final de «Juegos de Guerra». A Rufián, incluso los que apoyan su discurso, lo acusan de maleducado, de que avergüenza escuchar ese discurso ramplón en una cámara que se supone de más elevado nivel dialéctico. Sin embargo lo que a mí me avergonzó profundamente fue ese aplauso conjunto a la demagógica contestación de Hernando explicando cómo se ha vertido sangre para que él pueda estar hablando. Se me erizó la piel recordando otra escena de película, la de Star Wars donde dice que la libertad muere con un estruendoso aplauso. Y es que hablar tan alegremente de la sangre ajena duele. Duele mucho. Se ha vertido más sangre a lo largo de la historia para tener derechos laborales que ahora con una ley, del partido al que ellos han dado el gobierno, se pasa por el forro. Se ha vertido más sangre para conseguir por ejemplo el matrimonio gay al que un partido, al que ellos han dado el gobierno, le ha puesto mil trabas. Se ha vertido más sangre para defender los derechos de las mujeres, la educación pública y gratuita, la sanidad universal, y tantas y tantas cosas que ahora el partido, al que ellos han dado el gobierno, se encarga de reducir y recortar. Lo siento, yo no aplaudo sus palabras, no comparto su arenga, entre otras cosas porque las personas que vertieron esa sangre a la que se refiere seguramente están revolviéndose en su tumba. Pero no pasa nada, no, porque resulta que Bisbal le hizo la cobra a Chenoa. ¿Qué me estás contando? Si, después de años separados ella tiró a darle un beso y el rizos se tiró hacia atrás disimulando. Pero resulta que desde otro ángulo en el vídeo no parece tan claro. ¿Qué decías de la investidura? Nada, nada, que creo que sí que fue cobra por la cara que puso ella, ese chico es un poco arisco, pobre Chenoa.

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