"Saneamiento para todos" reza el eslogan para el diecinueve de noviembre. El retrete defiende su importancia en el calendario de la Asamblea General de las Naciones Unidas incidiendo en su característica de previsor de infecciones y abusos sexuales en ciertos entornos. El retrete, para la adolescencia sesentera constituía la trinchera perfecta de incipientes fumadores furtivos y, desde su implantación en los países desarrollados ha inspirado a usuarios de diferentes sexo a escenificar epicúreos deseos secretos manipulando, a hurtadillas, sus zonas erógenas. El retrete, el aseo, el cuarto de baño, la toilette, el lavabo, el watercloset; desde su asentamiento en el entorno hogareño, logró convertirse en lugar predilecto para la experimentación masturbatoria. En "El libro de la Vida Sexual" (1973), dirigido por el doctor López Ibor, "la ipsación es conocida desde los tiempos más antiguos y se da con una frecuencia enorme, sobretodo en la infancia y la juventud. Parece que en el hombre está más extendida esta conducta. Según Kinsey, el 92% de los varones se masturban; en cuanto a las mujeres los porcentajes estadísticos oscilan entre un 20% y un 60%. La frecuencia más alta arroja una media de veintitrés veces por semana en la adolescencia, de seis a la semana hacia los cincuenta años y de dos veces al mes después de los sesenta años".

En los países desarrollados los habitáculos destinados al aseo y la excreción llegaron a ser sinónimo de exclusividad en ciertos estamentos sociales por lo que cualquier casa de prestancia instauraba tales estancias higiénicas como obligatorias. Mansiones señoriales remodelaron su distribución a fin de albergar retretes instalados con mayor o menor lujo. La ostentación de excusados era, y es, prueba manifiesta de la privilegiada situación social de los propietarios."La vizcondesa del baldosín" sigue manteniendo, desde 1985, su contrato con la firma de cerámica Porcelanosa. La conflictiva casa de Puerta de Hierro ("Villa meona"), está escriturada a nombre de Isabel; unos 5.000 metros de parcela acogen una casa de tres plantas, de casi 2.000 metros construidos. Situada en la exclusiva y lujosa urbanización madrileña Puerta de Hierro, a tiro de piedra del palacio de La Moncloa", cuenta con catorce cuartos de baño.

El tiempo con su imparable cambio también se plasma en temas como el retrete. Años atrás, para defecar se utilizaban insalubres agujeros en el suelo sobre los que, en cuclillas, hacer las deposiciones. Pozos negros instalados en garitas exteriores, patios o cobertizos rurales. Lugares proclives a convertirse en focos infecciosos (fiebre tifoidea); aún existen (dos mil cuatrocientos millones de personas no tienen retretes). En países como la India las letrinas y su limpieza es trabajo propio de los sin casta, de los intocables "condenados a ser los parias de la India, los eternos sin derechos". En los ashram instaurados por Gandhi como el Satyagraha nadie se excluía en las labores de limpieza de letrinas.

En establecimientos como, pubes, restaurantes, bares y demás locales hosteleros los retretes son espejo del usuario. En Valencia, gracias a un legendario profesional del ocio nocturno ("Caco"), se contempló, corrían los años ochenta, el poner papel higiénico en los retretes de discoteca; tan crucial detalle marcó un hito. Actualmente la obligatoriedad de aseos acondicionados para minusválidos en silla de ruedas es precepto controlado, pero aún se mantienen frescas en el recuerdo las inmensas dificultades que, tanto los discapacitados como sus acompañantes, debían solventar para el uso del retrete en lugares públicos.

Los retretes lucen un aura de privacidad por antonomasia que les distingue mutándolos en cómplices perfectos. En ocasiones de cautiverio, tal peculariedad, por regla general, se esfuma excepto en presidios con calabozos de total hermetismo como los del penal de Reading (Inglaterra, Reino Unido), donde cumplió condena Oscar Wilde, "los encarcelados tienen que pasar veintitrés horas encerrados en una celda de una sola persona, mal ventilada, con un cubo pequeño de metal que sólo puede vaciarse tres veces durante el día y nunca por la noche. Al cabo de una noche el aire se vicia de tal forma que los carceleros cuando llegan por la mañana del aire libre para abrir e inspeccionar las celdas casi siempre tienen que vomitar violentamente".

La historia reciente contempla relatos en los que el retrete ha formado parte de la documentación, tal es el caso de los párrafos escritos por Ana Frank en su diario, testimonio de la reclusión vivida en el "anexo", durante poco más de dos años, a fin de evitar ser capturados por los nazis. "Jueves 9 de julio de 1942: A la derecha de la escalera hay una habitación sin ventana con mesa de tocador para las abluciones; hay también un pequeño reducto donde se ha instalado un W.C. Miércoles, 4 de agosto de 1943. A las 9: Después de Peter, tomo posesión del tocador y me entretengo a una higiene minuciosa; me ocurre a veces (durante los calores) hacer nadar una pulga. Además limpiarme los dientes, ponerme las rizadoras, revisarme las uñas, emplear trozos de algodón embebidos de agua oxigenada (para dorar la pelusilla negra de mi labio superior), y todo ello en poco más de una media hora. A las 9:30: Salida del baño, con el jabón en la mano, orinal, horquillas, rizadoras y algodón en la otra, salida rápida, seguida a menudo por un toque de atención de parte de mi sucesor, ligeramente nauseado por algunos cabellos que ondulan graciosamente sobre la mesa de tocador".

Durante el golpe de estado del 23 de febrero de 1981, en el Palacio del Congreso el retrete tuvo su indudable protagonismo. "Por el ancho pasillo que circunvala el hemiciclo caminaban como siempre los parlamentarios, sólo que lo hacían cabizbajos y humillados, con el miedo pintado en la cara, escoltados por guardias civiles que los acompañaban al baño y oyendo las voces de mando y los gritos de júbilo de los golpistas resonando por los despachos y los pasillos; a ratos los lavabos parecían tan llenos de gente como en los descansos de las sesiones plenarias, sólo que los políticos y periodistas encajados en los mingitorios no cambiaban los intrascendentes comentarios de siempre" ("Anatomía de un instante" Javier Cercas).

El retrete evoluciona en paralelo a la humanidad habida cuenta de la ineludible realidad que aúna a esta en necesidades que no hacen distingos. El lavamiento se llevaban a cabo en jofainas, tinas y baños públicos al estilo romano o como el de María de Padilla (siglo XIII) en el Alcázar de Sevilla, una espectacular cisterna de singular uso para la mujer de Pedro el Cruel. No siempre la dedicación al aseo ha sido rutina consensuada, tal como escribe Ángeles Caso en una de sus obras: "La corte de Viena no es muy amiga del baño diario; yo misma (Sissí) he recibido una seria diatriba de la archiduquesa por practicar es costumbre, impúdica en su opinión".

Tronos de madera sofisticaban un acto fisiológico a la par que orinales de porcelana decorada alojados en mesillas de noche recolectaban orines y deposiciones que, por la mañana, se vertían a la calle desde los vanos. Los detritos fecales en ríos y canales urbanos infectaban acuíferos y la fiebre entérica era enfermedad endémica.

"Acabemos con la defecación al aire libre" origen entre otros males de la desnutrición de niños que sucumben a diarreas mortales por causa de "alimentos contagiados con deyecciones". Retretes, acceso al agua potable y redes de alcantarillado conforman un benefactor sistema de salubridad de obligada aplicación en todo el mundo. (En 1914, en Barcelona, murieron dos mil quinientas personas por beber agua contaminada procedente de Moncada). Un día mundial del retrete bien puede inspirar a empresarios y productores de componentes sanitarios a contemplar cierta manifestación mediática de relumbrón que potencie el mensaje de que los retretes son un bien que debe estar al alcance de todos, y que para ello gobiernos y capitales privados tienen que unir sus fuerzas a fin de solventar tan ignominioso déficit. Vías públicas y ciudadanos merecen un servicio de retretes adecuado e higiénico. Retretes en paralelo a esos países que contemplan instalaciones públicas de calidad, higienizadas constantemente; tal como apuntó Víctor Pérez presidente de FOTUR. Madrid recientemente ha instalado cubículos en algunas zonas de la ciudad, con aseos al coste de diez céntimos para la ciudadanía.