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El dulce aroma del continuismo

Qué bien sienta una buena taza de continuismo calentito por la mañana! Ese embriagador e inconfundible aroma de que todo va a seguir exactamente igual. Una apisonadora de apatía bajándote por la garganta, llenando de tedio cada rincón de tu cuerpo. Mmmm... Hay que disfrutar de los pequeños placeres de la vida.

Solamente nos han hecho falta 300 días para poner en marcha un Gobierno que representa la quintaesencia del «más de lo mismo». Que oye, poco tiempo me parece teniendo en cuenta el Ejecutivo tan ilusionante que nos tenía preparado Mariano Rajoy. Además, anunciado con un comunicado tardío, así con desgana. Sin rueda de prensa ni otras zarandajas que tanto gustan a las gentes ociosas. Menudo gabinete de ministros más rompedor, cada nombre provoca un terremoto en nuestros circuitos neuronales. Esto sí que es empezar a lo grande una nueva era política de acuerdos y talante negociador.

Los que auguraban caras jóvenes, golpes de efecto y guiños a PSOE y Ciudadanos no sé en qué viaje lisérgico andaban embarcados. Que parece que seamos nuevos y no conozcamos a nuestro presidente, el comandante en jefe de nuestro corazón. Primera regla: cambiar es de blandos y de cobardes. La innovación es una trampa. Siempre, por definición. Como el diálogo. A ver, ¿para qué quieres dialogar si tienes la razón? Ya se darán cuenta los demás de su equivocación y volverán al redil, es cuestión de ser pacientes. Si algo hemos aprendido en estos meses es que los grandes pactos se logran enrocándote en tu postura hasta que tus rivales desisten por agotamiento.

Respecto a Cataluña, Rajoy ha colocado en Sanidad a una señora llamada Dolors Montserrat Montserrat, el nombre más catalán que jamás haya existido. No sé qué más quieren de él, para que luego digan que no hace concesiones.

Lo bueno es que ya sabemos lo que nos depara el futuro inmediato, lo hemos vivido hace poco. Los próximos años serán como las reposiciones veraniegas de una serie de los 80. Una serie terrorífica y espeluznante cuyos capítulos podríamos recitar de memoria: el de los recortes sociales, el de las consignas rancias, el del inmovilismo y las instituciones atrofiadas? Aunque, eso sí, ahora tenemos un ministro de Agenda Digital, que suena muy moderno y muy dinámico. Como de seminario con mogollón de términos anglosajones apelotonados. Espero que se pase el día subiendo a Internet fotos de gatitos, alguien tiene que velar por los intereses de los españoles.

Dejando a un lado la emoción por ese Ministerio de Twitter, tendremos que ir asumiendo que no se esperan nuevos aires por aquí en una larga temporada. Ni fin de ciclo ni paparruchas en vinagre, volvemos a la casilla de salida arrastrando las pezuñas. Es lo que hay, el suelo no va a temblar bajo nuestros pies. Si os sentís frustrados os recomiendo hacer punto: resulta muy reconfortante y además puedes fabricarte tus propias bufandas.

Pensábamos que este día nunca llegaría, pero ya tenemos nuevo Gobierno y podemos proseguir con nuestras vidas. Qué horror. En serio, no pueden hacerme esto. Yo ya le había cogido el gustillo a lo de existir en funciones. ¿Ahora qué hago? Además, tampoco estábamos tan mal atrapados en una eterna negociación parlamentaria. Especialmente viendo lo que se nos avecina ahora. Si es que no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos.

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