La primera Universitat de Tardor sobre cooperación valenciana, celebrada esta semana en Valencia, promovida por la Conselleria de Transparencia, Responsabilidad Social, Participación y Cooperación con la colaboración de las cinco universidades públicas valencianas, nos ha servido de impulso para continuar trabajando en lo que creemos fundamental por al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en su aplicación en la Comunitat Valenciana y también en el papel que deben jugar los distintos agentes de la cooperación en la consecución de estos objetivos de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible tiene dos características esenciales. La primera es la universalidad de todos los objetivos. La segunda consiste en su carácter estructural e integral en relación a las causas de la pobreza, ya que incorpora elementos claramente sistémicos como la lucha contra la desigualdad o la sostenibilidad. Los ODS exigen, por tanto, una nueva política de cooperación al desarrollo y una necesaria definición en los objetivos e instrumentos para lograr que la ayuda externa sea útil y eficaz. Para ello, la Generalitat Valenciana viene actuando teniendo en cuenta los nuevos retos que se le presentan ante el nuevo escenario global de la cooperación internacional y de cambio de paradigma planteado.

Definir la política de cooperación al desarrollo conlleva considerar la conveniencia y necesidad de ampliar e incorporar a otros agentes que aúnen sus esfuerzos y generen sinergias, en un deseo de abarcar un amplio escenario de actuación, caracterizado por las alianzas, la complementariedad y la corresponsabilidad en el desarrollo sostenible de todos los actores territoriales. Ello exige considerar clave las relaciones entre ONGD, los sectores privado y público, las organizaciones sociales y universidades, así como el diálogo permanente con la ciudadanía, para orientar una nueva estrategia que permita alinear a los actores en una estrategia común que aumente la eficacia de la acción de todos y cada uno de ellos.

En este sentido, la mejora del marco normativo e institucional en la Comunitat tienen su reflejo en la actual configuración del Consejo Valenciano de Cooperación al Desarrollo, como órgano colegiado, que hoy constituye un espacio público de participación y debate con el conjunto de los agentes de la cooperación valenciana y la ciudadanía. Un debate que tendrá su plasmación en la futura redacción del IV Plan Director de la Cooperación Valenciana, así como en la implementación de la Estrategia de Educación para el Desarrollo en el Ámbito Formal de la Comunitat, dirigida a promover una ciudadanía global en la población valenciana.

Por otra parte, este compromiso se recoge también en el Anteproyecto de Ley valenciana de Cooperación y Desarrollo Sostenible que entiende las políticas públicas de cooperación al desarrollo y de solidaridad como instrumentos en la consecución de los Objetivos de Desarrollo de la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Además, de tener su reflejo en el presupuesto de gasto de la Generalitat destinado en 2017 a Cooperación „18 millones de euros„ que pasa de ser el 0,02 al 0,11% en dos años.

Finalmente quiero resaltar que el Eurobarómetro publicado a finales de febrero de 2016 confirmaba que los españoles son, junto con alemanes y portugueses, los que más decididamente respaldan la ayuda al desarrollo, con un 93% de los encuestados que califican como muy «importante» asistir a las personas de esos países. El reto del Consell es, por tanto, capitalizar el valor añadido que ofrece la cooperación descentralizada para que esta ciudadanía siga comprometida en este período crucial que se abre ante nosotros con la implementación de la Agenda 2030 que orienta los pasos del desarrollo sostenible del planeta en los próximos 15 años.