Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El arte que interroga

A punto de inaugurar (mañana, en Galería Cuatro) su nueva exposición, me muestra Jarr las obras que contiene. Y contemplo un salto cualitativo en su itinerario. El siempre joven autor que divagaba espectacularmente por los vericuetos del pop-art con punzante mirada crítica, alcanza una temprana madurez barbada a la vez que vira su enfoque hacia una denodada introspección que le lleva a plantearse los sempiternos interrogantes de la condición humana.

Motivado por atentas lecturas de los grandes místicos „San Juan de la Cruz y Santa Teresa, entre ellos„, erige la espiritualidad en el eje de unas obras que trabajan la materia (madera, lienzo, pintado y «esculpido», pan de oro) para trascenderla en busca de algo invisible, determinante de la esencia y existencia del ser humano. Titula su exposición Ángeles caídos, y alega: «Lo somos todos. Hemos perdido grandes virtudes». Una de ellas, tan oscurecida por la urgencia superficial de la apremiante actualidad, es el relegado hábito de la reflexión más honda. Así, de la construcción de unas alas «semiortopédicas» arranca la extensa serie de obras que meditan sobre lo efímero, lo eterno, la relación de las criaturas con el misterio insondable de un ser superior.

Se vale Jarr, sin el mínimo asomo de irrrespetuosidad, de emblemas conocidos pra denotar las inquietudes y perplejidades íntimas. En su interesante libro «La rehumanización del arte», Salvador Oliva escribe: «Es cierto que el arte no nos inmuniza contra el mal, como tampoco nos impele a obrar el bien. Pero tiene el poder de hacerlo. Y hay autores que otorgan al arte un poder moral intrínseco». ¿Es Jarr uno de estos? En todo caso, sus «Sagrados corazones» desgarrados, sus cruces sacrificiales, sus grandes ojos omniscientes, los ángeles que cuestionan el cuerpo como «contenedor» del alma, la alusión a las virtudes teologales, los diminutos soldados de las guerras de religión, la espléndida serie del fotógrafo Zaibi sobre personajes alados (¿y redimidos?), la indagación en torno a la divinidad y tantas otras sugerencias plasmadas en una original concentración objetual „alcanzada tras un largo año de trabajo intenso„ hacen de esta exposición una convocatoria tan inusual como inquisitiva. Pero „nuevamente cito a Salvador Oliva„ «el buen arte no aporta soluciones porque la vida tampoco las tiene».

Compartir el artículo

stats