Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Mucha tela que cortar

Valencia es noticia en España por la declaración de Rita Barberá ante el Supremo. Un acto que se ha demorado, dadas las condiciones de aforada de la senadora valenciana. No hubo mucha sorpresa en sus respuestas y simplemente señaló a otros como responsables de las campañas electorales cuya financiación paralela o irregular se estudia y sobre la que la Guardia Civil ha elaborado un informe exhaustivo. Estas cosas van para largo y el recorrido veremos hasta dónde llevará. No se puede dudar de que todo se ha hecho muy fundadamente y paso a paso. El tema político ha quedado en el alero con unas excusas u otras.

Pero tiene razón el president de la Generalitat, Ximo Puig, en que eso desfavorece en conjunto la imagen de la ciudad de Valencia y de la Comunitat Valenciana, desde hace años. Y quedan tantos temas pendientes, hay tantos investigados, y se alargan de tal forma que no disminuye el impacto negativo. Hay quien dice que está amortizado, creo que no. Queda mucha tela que cortar y los procesos serán largos.

También es noticia esta capital por las recomendaciones del atuendo de calle de las falleras en sus actos más o menos protocolarios. La reacción y críticas de Mónica Oltra y luego de Joan Ribó están dando en el clavo. Siempre ha sido algo vidrioso y meterse con el largo de la falda parece antiguo o baladí, cuando se trata de una fiesta popular y que se propone como monumento a la Unesco. Que pronto lo resuelvan y no se les enrede, quedando en chanzas y en alguna extralimitación de atribuciones protocolarias.

Cuando en realidad se quiere poner claridad en las cuentas y en la gestión del cap i casal, y se quiere invertir en una serie de barrios que lo necesitan, con urgencia, y hay que acelerar los proyectos si se quiere verlos realizarse y que los vecinos contemplen esas mejoras. Todo lo demás es secundario, aunque resulte vistoso o más visible en los medios. Hay tela que cortar no sólo por los presupuestos, el límite o techo de gasto, sino porque los concursos y las obras suelen retrasarse y encarecerse. Tenemos ejemplos sobrados y de gran calibre, que pesan sobre las arcas públicas, menguadas o exhaustas.

Hay siempre dos planos de atención, entre lo curioso, lo pintoresco, en el que entran más las emociones y sentimientos humanos (o de grupos) y de ahí las diversas reacciones y posiciones que se revelan pronto. Pero entre lo estructural, lo funcional, lo que verdaderamente importa y que a medio y largo plazo va a tener efecto positivo, suele contar menos en el día a día, y parece que a corto plazo hay temas que incitan más. El terreno está abonado y la agitación prospera. Vivimos ese momento en que junto a temas como el presupuesto, los impuestos (¿nuevos?), las inversiones, los fondos europeos, el futuro de las infraestructuras necesarias, que deben realizarse en esta legislatura (si dura lo suficiente) y necesitan de mucha negociación, sin las que no se harán realidad.

Tal vez eso, aunque beneficia a todos, es menos atractivo, menos divertido, se presta menos a la broma. Y ésta sí que es la tela que hay que cortar y con la que hay que vestir el futuro, de ello depende el bienestar de los valencianos. Lo otro es diversión y fiesta, que tiene su espacio y su tiempo, pero no puede desorientar la brújula de las políticas necesarias.

Compartir el artículo

stats