Hace ya 18 meses que se firmó el llamado Pacto del Botánico que suponía un acuerdo de investidura entre el PSPV-PSOE, Compromis y Podemos para el gobierno en la Generalitat Valenciana. El acuerdo ha funcionado y ahora los firmantes del mismo anuncian un nuevo Pacto del Botánico que desarrollará y ampliará el anterior con 215 medidas concretas de actuación. Esta concreción todavía pendiente de la firma definitiva, aparte de ser un gran ejercicio de transparencia (cuando se publique), supone un fortalecimiento del pacto inicial, convertido ahora en un auténtico pacto de gobierno para los próximos 30 meses hasta las próximas elecciones autonómicas.

El compromiso público de llevar a cabo medidas tan concretas permitirá hacer fácilmente un balance final del cumplimiento de promesas de un gobierno que roza ya la media legislatura. El riesgo es alto porque es mucho el trabajo a realizar en tan pocos meses. Son más de 20 nuevas leyes y muchas otras actuaciones que necesitaran de la dedicación total de las Corts Valencianes y del Gobierno de la Generalitat.

Dicho lo anterior, quiero señalar la ausencia incomprensible en un programa tan amplio de intenciones de la realización de una ley sobre la muerte digna reclamada por algún grupo parlamentario desde hace más de tres años. Por lo menos hay que remontarse a septiembre de 2013, cuando Esquerra Unida presentaba a la Mesa de las Corts, una proposición no de ley de tramitación especial de urgencia sobre cuidados paliativos, instrucciones previas, sedación terminal y muerte digna. No sabemos dónde acabó aquella propuesta, pero posteriormente han presentado otras similares todos los partidos de gobierno sin que prospere ninguna de ellas.

Finalmente, en octubre de 2015, el grupo socialista presentó otra proposición no de ley que fue aprobada y actualmente se encuentra en trámite. Un trámite relativo puesto que se acordó, hace un año, crear una subcomisión que no se ha constituido, según nos dicen, porque hay otras comisiones y subcomisiones en la cola y no hay posibilidad de aumentar más la carga de trabajo parlamentario. Sí que se están organizando en la Conselleria de Sanidad reuniones con los colectivos implicados en el tema que comunicarán sus conclusiones a la subcomisión que no existe.

Así es que, pese a que por lo menos ya se solicitó por EU en 2013 una ley de muerte digna, todo parece indicar que no se no se aprobará, para los valencianos, en esta legislatura que concluye en mayo de 2019. Por el contrario, los andaluces tienen esta ley desde 2010, aragoneses y navarros desde 2011 y en fechas posteriores Canarias, Baleares, Galicia y finalmente Euskadi. Una ley de muerte digna deseada y aprobada en todos estos casos de forma unánime en parlamentos de todos los colores.

No pondré en cuestión la importancia y urgencia de las 215 actuaciones contempladas en el borrador de ampliación y puesta al día del Pacto del Botánico, pero los ciudadanos se merecen con urgencia una ley que regule sus derechos en el proceso final de su vida, les evite el dolor y sufrimiento y respete su última voluntad. Confío y exijo que el nuevo Pacto del Botánico incluya entre sus medidas para lo que resta de legislatura esta ley fundamental de derechos y garantías para la dignidad de las personas en proceso de muerte. Sólo así podremos repetir aquello tan tranquilizador que el filósofo griego Epicuro decía hace más de 2000 años en su Carta a Idomeneo: «Transcurría el día feliz en que agonizaba mi vida?».