Vuelvo a mis series preferidas, y una de ellas es sin duda «Masters of Sex». Quien diga que el sexo no le interesa, miente. Puede que para algunos esté sobrevalorado, y para otros que no se lo valore suficientemente, pero el sexo marca nuestros pasos, a veces directamente, otras de manera tangencial, pero siempre está allí. Unos creen que no lo practican bastante, otros viven en función de él; para algunos es la mejor manera de expresar el amor que sienten por otra persona, para otros el sexo y el amor pueden ir por separado.
De «Masters of sex» se está emitiendo ahora su cuarta y última temporada. Es la historia -ficcionada- del doctor William Masters y Virginia Johnson, una pareja que a finales de los años 60 enseñó a América (y al mundo) cómo amar. La pareja «Masters y Johnson» vendió millones de ejemplares de sus libros, basados en el estudio de más de 10.000 casos.
La serie la protagonizan Michael Sheen (a quien recordaréis de «Frost contra Nixon») y Lizzy Caplan (a quien vimos últimamente en «Ahora me ves 2») entre otros, y nos muestra las dificultades que tenían para hacer entender a la sociedad que el sexo es importante, diverso, raro, divertido, complicado, azul, rojo o verde; y que se pueden realizar estudios serios sobre el mismo, para ayudar a solucionar problemas a quien los tiene. Hoy en día, cuando el sexo está hasta en la sopa (¿en los anuncios de sopa?), esto parece una marcianada, pero a lo largo de los capítulos vemos como muchos de los prejuicios y la ignorancia de hace casi 50 años, siguen vivitos y coleando fastidiando al personal.
Pero quienes esperéis una serie casi documental, estáis muy equivocados. Los guiones son magníficos, con el ritmo adecuado para facilitar la reflexión, y por supuesto con importantes dosis de drama y de comedia agridulce, que han hecho a la serie merecedora de elogios de la crítica y un Globo de Oro.
Yo os la aconsejo para ver con vuestra pareja. Encontraréis estimulantes (¡qué palabra!) preguntas y respuestas, y -quién sabe- despertará en vosotros y vosotras las ganas de compartir algo más que el sueño.
