Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Pasta prohibida

Lionel Messi y Cristiano Ronaldo han actuado, al parecer, movidos por el principio de que no hay que pagar a Hacienda si uno puede evitarlo. Y si lo evita y al final es descubierto, siempre podrá contar con el entusiasmo de la hinchada „que le aclamará a la puerta del juzgado„ y la amnistía de Cristóbal Montoro. De momento, el juez Arturo Zamarriego ha amenazado con cinco años de cárcel al director del periódico El Mundo si sigue informando del supuesto fraude fiscal, decisión que nos tranquiliza porque al trasluz de su oscura madeja resplandece la sospecha de que el magistrado es del Madrid y del Barça, a la vez (y no está loco) y que, quizás, hay otras personas, muy encumbradas, que estaban en el secreto. O que es el palco del Real Madrid, y no el Parlamento de la nación, el que concede inmunidad.

De todos modos, el mejor remedio para las suposiciones, incluso las acertadas, es la información, señor juez, sobre todo ahora que quieren restringir los pagos a tocateja, o sea con el fajo de billetes, echando por la borda las lecciones que recibí de Salvador Barber para parecer un señor solvente: la cartera reventona de pastizara, una pierna adelantada, el abdomen relajado sin temor a la barriga (da respetabilidad) y si quieres darle un toque entre agrario y chulapas, una buena gorra.

O sea, que quieren saber en qué empleamos hasta el último cuarto, prohibirnos los pagos en metálico y seguir el rastro de las tarjetas, mientras los olímpicos apilan la pasta en lugares como las Islas Vírgenes, que se llaman así pese a que no sólo es posible colocar billetes en el elástico de la braga de la private dancer, sino que se pueden meter mucho más adentro, en la entraña fría de bancos con mucha coraza y poca memoria. Eso sin contar a los chinos que idearon un tejemaneje para que personas de altísimo linaje dispusieran de numerario mediante el sistema de entregar la pasta en efectivo y cobrarla luego (más la comisión) por transferencia entre dos cuentas extraterritoriales, sin que se entere el Fisco que a nosotros nos controla hasta el bonobús. ¡Viva la República!

Compartir el artículo

stats