Desde hace unos meses se está acometiendo una serie de actuaciones en la carretera que une Valencia con El Perelló y las urbanizaciones de la costa hacia el sur. Una carretera muy transitada, sobre todo en fines de semana de buen tiempo y verano, con muchos ciclistas y cruce de animales, pues atraviesa el parque natural de la Devesa-Albufera. El proyecto incluye ampliar el arcén a modo de carril-bici „sin ensanchar la carretera„ situar resaltes pequeños en la calzada y aumentar el número de semáforos para disminuir la velocidad del tráfico. Todas ellas, medidas con pleno sentido en un entorno de parque natural, de circulación habitual de ciclistas y peatones por los arcenes, y de mucha incorporación lateral de coches debido a la existencia de urbanizaciones en el mismo margen de la carretera.

Sin embargo, diversas asociaciones de vecinos y profesionales de la zona se han alzado contra las medidas de pacificación del tráfico acusando al ayuntamiento y a la conselleria de ir contra los intereses de los vecinos. Tras leer el manifiesto que han difundido, no encuentro realmente ninguna razón sólida „desde el interés general„ para oponerse al proyecto. La reforma no va a impedir que circulen bomberos y ambulancias, como señalan, ni va a dañar la economía de los profesionales que transitan por esa carretera. Se trata de tardar unos minutos más en recorrerla, eso no destruye ninguna economía local. Tampoco va a generar más accidentes, sino menos, pues se disminuye la velocidad y se habilita mejor el carril para los ciclistas, que anteriormente circulaban por el arcén lateral, más estrecho y mucho más peligroso.

En la manifestación que recorrió Valencia para defender «los intereses de los vecinos» „no de todos, pues los de El Saler están mayoritariamente a favor de la actuación„ una gran pancarta se refería a no impedir «el progreso» de la zona. Sin embargo el progreso, en los tiempos del cambio climático y el acabamiento del petróleo barato, radica precisamente en ir minimizando el uso del coche privado en favor del transporte público, y por supuesto facilitar el uso de la bicicleta en desplazamientos de pocos kilómetros, como es el caso de la conexión entre la capital y las pedanías que une la CV500.

Otra de las tareas titánicas que tiene el nuevo Ejecutivo „la octava, entre las que hemos ido señalando„ es hacer comprender este cambio a la sociedad: progreso ya no va a ser más carreteras, más coches y más velocidad, sino más sostenibilidad, más transporte público y más bicicletas, vinculado todo ello a la vida buena que muchos deseamos vivir, aunque eso suponga emplear unos minutos más en los recorridos motorizados. El interés general lo reclama.