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Dios y una luz para el control mental

Los neurocientíficos encuentran el lugar donde la espiritualidad se manifiesta en el cerebro humano

"He visto la luz", dicen los que han visto a Dios. Pero ¿qué ocurre en su cerebro entonces? Un grupo de investigadores de la Universidad de Utah, en EE UU, ha metido a una veintena de mormones en un aparato de resonancia magnética -de uno en uno, se supone- y ha descubierto que Dios se "aparece" en el cerebro humano justo en el mismo lugar, en el mismo grupo de estructuras neuronales, donde deja rastro el amor, el sexo, las drogas, el juego, el placer y el refuerzo positivo. Y, en este estudio publicado en la revista "Social Neuroscience", descubrieron otra cosa. La espiritualidad occidental -al menos, la espiritualidad de los mormones- incide en regiones cerebrales distintas de las que se activan cuando los sujetos analizados se dedican a prácticas contemplativas o de meditación propias de las religiones orientales. Los científicos monitorizaron a los mormones mientras veían vídeos sobre su Iglesia, con predicaciones de sus líderes o leyendo paisajes bíblicos. Eligieron mormones porque "cada sujeto había sido entrenado entre 1,5 y 2 años para poder identificar su sentimiento del Espíritu en sí mismos y enseñar a otros", explicó a la agencia "Sinc", uno de los investigadores, Jeff Anderson. Los pusieron en el trance de encontrarse con Dios, y con Dios se encontraron. Entonces se activó el llamado "núcleo accumbens", un grupo de neuronas del encéfalo claves en el placer y el sistema de recompensa. Una "luz" se enciende en nosotros cuando creemos ver a Dios. Pero, atención, la luz se está convirtiendo en un eficacísimo instrumento de control mental. Así lo demuestran los experimentos realizados por Ada Poon, profesora asociada de la Universidad de Standford en el área de Ingeniería Eléctrica. Esta investigadora ha desarrollado unos ratones controlados por ondas de radio. Los ratones son ratones de carne y hueso, pero les ha implantado en el cerebro un dispositivo del tamaño de un grano de pimienta que emite una luz azul que, a su vez, activa las células cerebrales genéticamente modificadas de su corteza premotora. Resultado: cuando activaba "por wifi" el dispositivo implantado al ratón, éste dejaba de moverse aleatoriamente y se ponía a correr en círculos al instante. El objetivo final es conseguir "reparar" con luz el sistema nervioso humano, pero, como ven, es evidente el paralelismo entre la optogenética (así se llama esta nueva disciplina) y los manejos de los fanáticos de todas las religiones que nos quieren controlar con sus "luces".

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