Amazon se ha propuesto de forma inmisericorde colocar al sector de la distribución comercial ante un espejo que lo desnuda y muestra sus debilidades. Y lejos de conformarse con ese doloroso «stiptease», hurga en la herida con sucesivas propuestas encaminadas a una revolución permanente. La firma del comercio electrónico ha terminado aplicando uno de los fundamentos de la implantación del socialismo „cuando lo extraordinario se convierte en cotidiano es que ha comenzado la revolución„ a un capitalismo pretendidamente más desregulado.
Jeff Bezos, personaje del año para la revista «Times» en 1999, hizo saltar Amazon de la venta de libros al comercio electrónico generalista hace algo menos de tres lustros, y desde entonces no ha parado de obligar al sector de la distribución a seguir sus pasos, siempre por detrás. Y el último va a ser poner patas arriba el sector alimentario.
Empezó con las entregas de alimentos frescos en una hora. Y arrastró al sector de la distribución, que tuvo que actualizar su oferta. Pero ahora sus planes van más allá y apuesta por las tiendas físicas (supermercados). Tras la experiencia en Seattle) de su «Amazon Go», se prepara para abrir dos mil establecimientos similares en EE UU. Y el modelo es revolucionario. Sólo hace falta un teléfono móvil inteligente y una aplicación para comprar. No hay cajas. Coges lo que te interesa y te vas. Sin más. La aplicación lo contabiliza y lo carga a la cuenta. Y sin sacar el móvil del bolsillo; solo hace falta pasarlo por un lector a la entrada.
Evidentemente, este sistema reduce al mínimo el personal y los costes, permitiendo precios más competitivos. Hablamos de una firma que se ha lanzado al uso masivo de robots y vehículos teledirigidos para numerosas tareas de almacenaje. El periódico norteamericano The New York Post advirtió que este formato de establecimientos
„que se puede adaptar a productos no alimentarios„ puede llegar a reducir un 75 % de la plantilla con las tecnologías que utiliza Amazon. ¿Cuánto tardará en llegar a Europa? Es un aviso, y muy serio, de que la transformación es imparable.
Un informe de la Sociedad de la Información de Telefónica, señala que el crecimiento anual del «mComerce» „por móvil„ desde 2013 hasta este año va a situarse en el 42 %gracias a los terminales inteligentes. Y la facturación general ya supera holgadamente los 5.300 millones de euros.
Las formas tradicionales de entender la producción o la distribución parecen tener los días contados. Ya lo advirtió Elon Musk cuando vendió su participación en PayPal y decidió fabricar coches. Los grandes del motor, con más de un siglo de historia a sus espaldas, no le tomaron en serio en su día. Pero Tesla, en 13 años se ha convertido en una de las firmas del automóvil más avanzada en movilidad eléctrica e inteligente.
Y todos estos cambios obligan a pensar en una nueva sociedad con un espacio laboral diferente; más estrecho y especializado. El Foro de Davos ya advirtió de que la nueva revolución industrial se llevará por delante 5 millones de puestos de trabajo «repetitivos» antes de 2020.
