Todo parece indicar que Susana Díaz se presentará a las primarias con el objetivo de ser nombrada nueva secretaria general del PSOE. Gran número de sus llamados barones, entre los que se incluye Ximo Puig, han apostado por ella coincidiendo, cuando se les pregunta, con las preferencias de los votantes del PP sobre quién debería liderar el PSOE. Y es que Susana genera muchas simpatías entre la más rancia derecha españolista. Resulta difícilmente creíble que la persona que supuestamente organizó y promovió el ascenso de Pedro Sánchez y su posterior derrocamiento, calificado por José Borrell como el golpe propio de un sargento chusquero, vaya a postularse para un puesto que hoy necesita de la cabeza más preparada y brillante.

No están la política nacional ni la exterior para mantillas y peinetas o para guitarras y castañuelas. La modificación de la Constitución, la reconducción del problema territorial de España, el acuerdo de un modelo adecuado y justo de financiación autonómica o el pacto por una duradera ley de educación son ejemplos entre otros de difícil solución con la actual aritmética parlamentaria y que fueron posibles con un bipartidismo, popular y socialista, que erróneamente se creyó eterno.

Hay que reconocer, con palabras del gran Helenio Herrera, que Mariano Rajoy ha ganado esta legislatura sin necesidad de bajar del autobús, lo que demuestra lo flojitos que son los equipos que ha tenido enfrente. Si el PSOE no quiere caer a medio plazo en brazos de Podemos o como ocurre ahora, en brazos del PP deberá pensar en articular un discurso distinto con equipos y dirigentes capaces de entusiasmar no solo a los votantes de su principal partido competidor, sino, lo que es más importante, a todos aquellos que le han ido abandonando desde el año 2009.

Y mientras tanto, la Comunitat Valenciana políticamente mal por donde se mire. Con Isabel Bonig cuestionada por su propio partido y arrastrando el lastre de la corrupción, Puig en unión con Andalucía, Extremadura y Castilla La Mancha y Mónica Oltra desconsolada al descubrir el techo electoral de Unidos Podemos. Sólo nos queda Joan Baldoví, el único político que genera una cierta relevancia política valenciana en el Congreso de los Diputados que es en donde está el poder.