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La maldición del transporte

Como si de una profecía se tratara, todas las noticias que aparecen sobre el transporte público en València, metropolitano o urbano, son cada una de ellas más negativa que la anterior. Es evidente que la movilidad no sólo es una asignatura pendiente en nuestra ciudad y en el País Valenciano, sino que además resume el atraso y la discriminación de las áreas metropolitanas de las grandes ciudades valencianas, en comparación con el resto del territorio estatal. Así, la nueva dirección de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana, hacía pública la necesidad de invertir en varios pasos a nivel, dividiéndolos según su peligrosidad y por ende la urgencia de la inversión.

Casi tres décadas después que el viejo trenet fuera sustituido por una nueva entidad pública autonómica, resulta que la inversión ha sido tan escasa que aún hay pasos a nivel necesitados urgentemente de una revisión a fondo de los mismos para garantizar la seguridad de los usuarios, así como de los vecinos. El triste accidente del 3 de julio de 2006 de la línea 1 del Metro, vino a poner encima de la mesa no solo la prácticamente nula inversión de la Generalitat de entonces, sino que además la poca que había se priorizaba para la nueva línea 5, necesaria para la celebración de los grandes eventos que tanto gustaban a las autoridades del PP, como la Copa del América o la Fórmula 1.

Resulta difícil decidir que es peor: si la raquítica inversión autonómica, o el desprecio próximo a la burla que el Gobierno central tienen para con nuestra comunidad, así como para con València. Así nos encontramos con que dos ciudades con menor población, como son Sevilla y Málaga, han recibido ayudas en materia de infraestructuras por parte del Estado de cerca de 12 millones de euros. Estas ayudas, permitirán a ambas ciudades andaluzas costear sus respectivas obras de metro. Todo ello debido a que ambas cuentan con el reconocimiento de la Carta de Capitalidad, lo que les permite acceder a esta cuantiosa e importante línea de ayuda presupuestaria estatal. El problema, naturalmente, no es esta inversión, ya que los ciudadanos de Sevilla y Málaga tienen todo el derecho a esas obras, sino el agravio comparativo que provoca el Gobierno de Mariano Rajoy con València, que tiene bloqueadas esas ayudas al no contar con dicha Carta de Capitalidad, a pesar de haber anunciado hace ahora un año su solicitud.

Es innegable que las ayudas estatales no llegan Además es una realidad que la Generalitat no contenta con tener paralizada la finalización de una obra fundamental como es la T-2, reducirá su ya escaso e irregular servicio durante la quincena navideña, como ha denunciado la Federación de Asociaciones de Vecinos y Vecinas.Así, recortar en un 20% el servicio de Metro en días laborables, o la subida del precio del bonobús de la EMT en un 6%, suponen una alarmante línea de continuidad con la anterior administración del PP, que los actuales responsables deberían de revisar para que su discurso sobre movilidad no quede relegado a mera propaganda electoral.

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