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Mecánica expiatoria

El otro día y antes de un viaje a Irta y el Sénia, fui al mecánico a equilibrar el coche. Hemos llegado a tal grado de tecnificación que ir al mecánico es lo más parecido a una sesión con el director espiritual. «¿Cuándo revisas la presión de los neumáticos?». «Nunca, ¿verdad?», desliza ante mi expresión de pécora perdida. Dejo la llave puesta para que el mecánico realice sus operaciones de alineamiento en la bancada, maniobras que incluyen dos pantallas de ordenador y una recia palanca de hierro para persuadir a las direcciones obstinadamente desviadas. «No, dame la llave a mí que los últimos coches, hay que cuidarlos», me propone. «¿Qué quieres decir con los últimos coches?», le pregunto.

Él calla con prudencia. Demasiado bien que sé lo qué quiere decir. Y aún ha tenido la deferencia de usar el plural. La vida de las personas se mide en años, pero también se pueden usar, como unidad de medida, las primaveras, los trajes o zapatos a estrenar, las lavadoras o los televisores, los telediarios o los libros leídos o escritos («ahora la impaciencia por publicar libros suple a la paciencia para leerlos», escribe Savater) y, como decía melancólico Jorge Luis Borges, al ver que ya llevaba cincuenta años en compañía de su querida biblioteca, «pensé en los libros que no volvería a leer». He consolado así y más de una vez a una familia que ha perdido a un ser querido: «Mírenlo por el lado bueno, ya no tendrá que leer más suplementos de cultura».

Mi coche ya no se desvía en dirección al automóvil que viene de frente: tendencias suicidas. Es inevitable humanizar la mecánica; hace años, un mecánico me reveló un principio de sabiduría: «Xiquet, mentre hi ha llengua, hi ha home». Y en una amplia comarca, aliniar es aliviar, por cuidadoso acceso carnal, los problemas de lumbares de una buena chica. Ya digo, con la mecánica nos vamos acercado a la espiritualidad y en un acto de naturaleza expiatoria (como el templo de Gaudí), el ayuntamiento de Barcelona regala, ahora, tres años de billetes de autobús a cambio de entregar tu viejo coche contaminante.

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