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La compra de deuda corporativa va a las empresas que más contaminan

El programa de expansión cuantitativa del Banco Central Europeo está sirviendo para comprar deuda corporativa a empresas de los sectores que más contribuyen al cambio climático y que menos lo necesitan.

Es lo que se desprende de un informe del Observatorio de la Europa Corporativa que pone en entredicho la naturaleza de mucha de la deuda privada comprada desde que l BCE lanzó su programa de inyección de liquidez en la economía.

Una buena parte de los bonos de empresas comprados por los bancos centrales de los países clave de la UE pertenecen a empresas de los sectores petrolero, gasístico y del automóvil, así como a las que están detrás de la privatización del agua.

Para esa ONG con sede en la capital comunitaria, resultan particularmente cuestionables las compras de deuda centrales realizadas en Francia, España, Alemania, Italia y Bélgica.

El Observatorio cita en concreto las compras por el Banco de España de bonos de las principales empresas energéticas españolas como Repsol, Gas Natural y Enagas.

Por su parte, el Banco de Francia ha adquirido deuda de transnacionales del agua como Veolia, Suez o Vivendi, así como de petroleras y gasistas - Total y Air Liquide- de la Renault (automóvil) y el fabricante de armamento Thales.

El Bundesbank alemán se ha centrado sobre todo en los principales fabricantes de automóviles de ese país - Volkswagen, BMW y Daimler- mientras que la Banca d´Italia ha comprado bonos de las empresas energéticas Eni y Snam.

A su vez, la Banque Nationale de Belgique ha adquirido deuda privada de grandes empresas del sector energético como Shell, Apetra, SPP, Nederlandse Gasunie y de la compañía aeronáutica Airbus.

También el Banco de Finlandia ha comprado bonos de empresas energéticas como OMVAG y Eesti Energia, de la aerolínea Ryanair y de Novomatic, que se dedica a los negocios del juego.

Según Kenneth Haar, analista del Observatorio de la Europa Corporativa, el BCE se muestra reacio a dar información sobre la compra de bonos de empresas, "lo cual es cuestionable dado que se utilizan para ello fondos públicos".

Pero ese "secretismo" parece comprensible, afirma Haar, porque "el BCE parece más que satisfecho de que ese dinero vaya precisamente a las compañías que más contribuyen al calentamiento del planeta".

Ese dinero estaría mucho mejor empleado, añade el representante de esa ONG, para crear empleo en sectores sostenibles desde el punto de vista medioambiental.

"Es un programa cuestionable éticamente. No beneficia a las pequeñas y medianas empresas ni a la economía real, sino que con él se subvenciona a las grandes corporaciones que no lo necesitan", afirma Stanislas Jourdan, de la ONG Expansión Cuantitativa para la Gente.

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