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El maestro y el informe PISA

Tengo el concepto del antiguo maestro, cuya verdadera obsesión era enseñar, no solo las asignaturas que la vida escolar exigía. Su visión del mundo no tenía límites, seguro que les hacia leer a Julio Verne.

Aquel maestro incitaba la curiosidad y a cuestionar con espíritu crítico el futuro que iba más allá del día a día. Se atrevía a explicar la transformación que podía acontecerles. Aquel maestro era capaz de analizar las aptitudes de cada uno y motivarles para sacar lo mejor de sí mismos. El problema de la autoridad en las aulas es la actitud de algunos padres hacia los maestros.

Ojalá nuestra educación no se basara tanto en el miedo al suspenso. Las frías estadísticas Pisa no descubren ni solucionan los problemas educacionales. Evalúa la calidad según los valores cuantitativos; es basarse en estadísticas que a veces fallan. Me preocupa que en España la educación sea arma arrojadiza entre políticos, ¿Sirve el informe para mejorar las políticas educativas del futuro? Temo que esa clasificación solo establezca criterios de valoración.

Dice el informe que la Comunitat Valenciana, está por debajo de la media nacional en matemáticas y por encima de ésta, aunque con poca diferencia en ciencias y lectura y el conseller de Educación, Vicent Marzà, ha destacado que los resultados del estudio: «son buenos en general» porque estamos «igual o por encima de la media estatal en todos los casos». Y yo sigo sin tenerlo claro€

A. Schleicher, responsable del informe Pisa opina que España se ha concentrado en legislar y ha dejado de lado la calidad de la enseñanza. Estoy totalmente de acuerdo cuando este investigador dice que la clave está en «empoderar a los profesores para que lideren esta transformación; pero eso solo puede ocurrir si saben lo que se espera de ellos y reciben el apoyo necesario para enseñar con eficacia». Valora tanto la labor de los profesores que ante el dilema entre mejores profesores o clases con menos alumnos, afirma: «Los modelos más exitosos suelen decantarse por lo primero» y señala que los profesores de los países con mejores resultados tienen altos estándares profesionales; trabajan juntos, se aconsejan y apoyan entre ellos para mejorar sus prácticas de enseñanza. Añade sobre este debate: «La autonomía profesional en una cultura colaborativa, en consecuencia, crea las condiciones que más inciden en el aprendizaje de los estudiantes».

Es importante que se haya dado un paso para negociar un Pacto de Estado por la Educación, pero se debería contar con una habitual participación e implicación del profesorado en el diseño de las políticas educativas. Su experiencia sería sana, en un momento, que a los partidos políticos lo que parece importar y preocupar más es alcanzar el poder.

Schleicher aconseja que, como en otros países, se establezcan consejos del profesorado con un foro para el desarrollo de políticas y, sobre todo, un mecanismo para establecer los estándares profesionales que garanticen la calidad liderado por ellos mismos.

Me temo que la ambición que, deberíamos tener, como la de aquellos maestros, esté sustituida por el deseo infinito de lo material y social. El bajo nivel cultural propicia el triunfo de los gobiernos actuales con sus propaganda vacía de ideas y repleta de eslóganes. ¡Peligro!

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