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El líder cero

El sistema métrico decimal no existiría sin el cero, incluso sin el cero a la izquierda. Queremos un líder cero, un líder sin el cual todo el sistema métrico decimal de la política se viniera abajo. Un líder que sin ser nada, como el cero, lo fuera todo, como el cero también.

El Colt 38, contra lo que cabría suponer por su nombre, solo tiene cinco balas. Los nombres mienten, de ahí que uno acuda cada poco al diccionario para ver si las palabras, hoy, significan lo mismo que ayer, incluso para ver si significan, pues muchas de ellas se quedan de repente vacías. Ahora que los zombis están tan de moda, podríamos hacer una serie de televisión cuya protagonista fuera una familia de palabras zombis. Muertas vivas o vivas muertas, no sé en qué orden se dice. Palabras que formaran parte de la existencia, que circularan por la prensa escrita y los telediarios, por las cenas de navidad y los ministerios, por los programas de radio y las aulas de la universidad, pero de las que solo apreciáramos su cáscara. Palabras difuntas, de retórica inflamada, debajo de las que apenas hubiera una pizca de significado: ese Colt 38 de solo cinco balas.

Es verdad que con cinco balas puedes cargarte a cuatro adversarios y levantarte luego la tapa de los sesos. O al revés: hay gente que se levanta primero la tapa de los sesos y luego, devenido en zombi, mata a los cinco adversarios. Tal es el proceso autodestructivo de algunos partidos políticos. Ahí tienen al PSOE, que se suicidó con un golpe de Estado para, una vez muerto, cargarse a Pedro Sánchez, que no necesitaba ayuda alguna, ya que su afán autodestructivo solo es comparable a su ambición. Ahí tienen a Podemos, que llegó a ser número uno en intención de voto, y que ahora mismo, obsesionado por liquidar a Íñigo Errejón, su número dos, se consume en luchas aritméticas.

En los partidos políticos hay un número uno y un número dos y hasta un número tres, pero a nadie se le ha ocurrido que debería haber también un número cero. Después de todo, el sistema métrico decimal no existiría sin el cero, incluso sin el cero a la izquierda. Estamos un poco cansados de los números, no de las matemáticas, pero sí de los números, que mienten tanto como las palabras. Queremos un líder cero, un líder sin el cual todo el sistema métrico decimal de la política se viniera abajo. Un líder que sin ser nada, como el cero, lo fuera todo, como el cero también. Un líder que no presuma de disponer de treinta y ocho balas cuando cuenta con cinco ideas escasas de las que solo apreciamos una.

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