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El origen de los villancicos

Los pueblos valencianos conservan en los viejos arcones de su folklore patrio preciosos villancicos, que corren el peligro de desaparecer por falta de uso, algunos salvados por los heroicos esfuerzos de grupos de investigadores y coros que en estas fechas los ofrecen en sus recitales y conciertos navideños. Uno de los más populares y que invariablemente se canta donde se mima culturalmente la Navidad es el que reza «La nit de Nadal es nit d´alegria,/ el fill de Maria es nat al Portal. /Perquè tinga son en esta nit santa,/ sa Mare li canta non-non non-non. €/No plores fillet que et vetla la mare,/adormte que el pare et fa un bressolet.../ Pastors dels serrats, pastors de la plana,/porteu-li la llana dels vostres ramats./Veniu si voleu, beseu ses galtetes,/veniu de puntetes i no el desperteu€»

Los villancicos son cancioncillas pegadas al terreno, al costumbrismo local, generalmente tiernas y delicadas. Como éste de la montaña alicantina, Benifallim. «A Belem me´n vullc anar/¡Yo vullc esmorsar!/ Pel camí esmorsarem/¡Hi ha massa neu!/ El calor la desfarà/ ¿I la que farà?/ Camalets, capells de llana/ I samarreta de pell/ ¡Açó és massa vell! / Què li farem a l´infant de Maria,/ ¿Què li farem a l´infant Jesuset?/ Una caixeta pleneta de casques/ En peladilles i torrons blanets/ ¡Blanets!»

Son sus letras hermosas y sencillas en las que intervienen los propios personajes del Belén, Niño Jesús incluido: «Pastorets y Pastoretes/ Feu-me llenya que tinc fret/ Pastorets y Pastoretes / Feu-me llenya que tinc fret. / No me la feu d´argilagues, /Feu me la de romeret/». Textos que a pesar de su aparente simpleza tienen su profunda carga teológica: «Diuen que el Messies/ ha baixat del cel,/ anirem mosatros/ i l´adorarem./ Anem, pastoretes/ anem a Belem. / Yo, que soc pobreta/ qué l´oferiré/ l´animeta pura/ i el cor ben netet". O este otro: "La banca nevada llençol te vol fer/. Pastors dels serrats,/ pastors de la plana,/ porteuli la llana/ dels vostres ramats./ Veniu si voleu,/ beseu ses galtetes, veniu de puntetes/ i no el desperteu/€ perleta del pare/, reiet de la mare / del cel i del mon./

Podríamos recorrer la geografía valenciana de villancico en villancico. Es extraño llegar a un pueblo que no tenga villancico. Aurora de les panderetes (Real de Gandía), L´Arguinaldo (Potríes), La Virgen se está peinando (Sot de Chera), Arroró (Ribesalbes), Jotica de Navidad (Ayora), Villancico de la agüela (Cofrentes), La Nit de Nadal (Almenara), Nadalenca antiga dels masers (Mariola), A Belem les chiques (Tavernes de la Valldigna), Doném l´asguilnando (Muro), Doneume tonyetes (Xixona), La nit de maitines (Oliva), Estes festes de Nadala (Palma de Gandia), A Belem mén vullc anar(Beniarjó), Senyora Maria (Meliana), Sant Josep com es Fuster (Petrés), La pastora Manueleta (Alfara del Patriarca), Els pobres no tenim res (Alcàsser), Señor Retor no s´asuste (La Font d´En Carroç), El Villancico (Cheste)€

Tienen su origen los actuales villancicos en las canciones populares medievales del mundo rural, donde se contaba sucedidos, críticas, comentarios, rumores, dichos referidos a la gente y que solían ser cantadas en las fiestas mayores, grandes o gordas. Ejemplo cercano y vivo de esta tradición lo encontramos en la fiesta de los Mayos Mayos de Chulilla, coplillas en las que se critica de todo, hasta la que no barre y a las siete de la mañana el trozo de su acera y calle. Del siglo XVI es el Cançoner del Duc de Calabria, llamado también Cancionero de Uppsala, por estar un manuscrito de la obra en la Biblioteca de la Universidad de Uppasala (Suecia) 54 canciones españolas de corte renacentista, recopiladas en Valencia, en tiempo de la corte de Fernando de Aragón, Duque de Calabria, e impreso en 1556, en Venecia. Algunas de estas canciones eran propias de la ciudad de Valencia, y algunas pertenecientes al Cançoner de Gandía, como es la titulada «Soleta y verge estich», de la que puede decirse es ya un villancico navideño con toda propiedad, de los primeros que se conoce como tales, al abandonar su carácter profano y tornarse religioso. Este cancionero lo ha popularizado entre nosotros con gran elegancia y calidad la Capella de Ministrers.

La Iglesia se apropió de este popular género musical para su actividad evangelizadora y pastoral. José Pradas, nacido en Villahermosa del Río (Castelló) en 1689, Maestro de Capilla de la Catedral de Valencia, de quien se conserva cerca de medio millar de obras, sería quien abriría estas obras renacentistas a los villancicos valencianos, según el musicólogo y compositor José Climent Barber, quien historió y catalogó la obra de Pradas, dentro de su amplio trabajo investigador de los archivos musicales de las catedrales valencianas, partituras en las que observa Climent hay formas y maneras de la influencia de Juan Bautista Comes y de Juan Bautista Cabanilles.

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