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Mal empezamos

Aún me dura la resaca televisiva de Nochevieja. Mal empezamos el año nuevo y mal acabamos el viejo, aunque dudo muchísimo, a estas alturas, que alguien mantenga la fe en la programación especial fin de año. Como ya vaticinaba mi columna del 31 de diciembre, volvió a ser la noche de Pedroche a falta de alicientes, sorpresas o «Las Campos» en Telecinco. Si hay unas fechas tradicionales son estas y en solo tres años el vestido y desvestido de Cristina se ha convertido en tradición. Da igual que la chica esté con Chicote o con Sobera, vaya en bikini o le aprieten las costuras, da que hablar y la apuesta de Antena 3 le valió su récord de audiencia. Cierto que aún a años luz de las campanadas de La 1, en mínimo histórico prescindiendo de la capa de Ramontxu y dejando a Igartiburu aburrirnos con los severos jueces de «MasterChef».

Otra cosa mala de la Nochevieja televisiva es lo mucho que envejece a espectadores que recordamos los especiales de Martes y Trece, cuando no se hablaba de otra cosa en días. La comparación con el último programa de José Mota es más que odiosa. A «Operación: and the andarán» no le encontré gracia ni en el título, aunque el cómico manchego arrasó al resto de cadenas, rendidas desde siempre ante La 1 antes de jugar este partido. También me ha echado años mi previsible opción favorita de la noche: el especial de «Cachitos de hierro y cromo» en La 2. Pura nostalgia musical, mucha ironía en los rótulos, ese friquismo de las coreografías imposibles anteriores al videoclip, cuando la música era protagonista en televisión, y un gran final: «Vivir así es morir de amor», de Camilo Sesto. Quien no lo haya cantado en la discoteca que tire la primera piedra.

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