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Luján sí, esto no

Echaba ya de menos a Luján Argüelles, lo confieso. La considero la presentadora ideal para los «realities» imposibles, con su sonrisa enorme, cínica, y ese toque de malvada de Disney que la hace surfear tramas surrealistas con profesional impavidez. Pero hasta los fans hemos de rendirnos ante su última misión en Cuatro, porque el programa «Tú, yo y mi avatar» supera los niveles «tróspidos» de «¿Quién quiere casarse con mi hijo?», los amoríos de las princesas y todo lo que se puedan imaginar. Las citas ni siquiera las protagonizan los interesados y es un avatar quien asume el cortejo, guiado a través del pinganillo. La idea no puede ser más peregrina y todo lo fía el programa al desparpajo de los personajes que se prestan al juego a cambio de sus quince minutos de fama.

De Alicante tenía que ser el primer candidato, el moderno de un pueblo pequeño que no se desvela, un «hipster» de manual enamorado de su barba y de los tatuajes. Curiosamente el tal Aitor se queda sin verla con la chica guapa y pija, la única pretendiente libre de tatuajes. Casi todo por obra y gracia de su chisposa avatar: una actriz con salero que no para de tocarle la barba frondosa y de gritar gol porque es muy futbolera. Para incidir en el surrealismo ilógico del formato, el «tronista» rechaza a la primera de cambio a Patricia Conde, avatar VIP en el primer programa. Ella se burlaba un poco del galán pero vaya una caída en picado. ¿Qué hace una chica como tú en un papelón como este? Desde aquí pedimos modestamente programas para mayor lucimiento del potencial burlón de Luján. La echamos de menos en «Granjero busca esposa» y sería ideal para darle a «Gran Hermano» lo que merece: que nadie se lo tome en serio.

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